El ensayo general de Artemisa I terminó marcando la primera vez que el equipo cargó por completo todos los tanques de propulsor del cohete Space Launch System (SLS) y procedió a la cuenta atrás del lanzamiento, mientras muchas actividades críticas ocurrían en rápida sucesión, según informó la Nasa.
Durante las operaciones de carga del propulsor, los controladores de lanzamiento encontraron una fuga de hidrógeno en la desconexión rápida que conecta un umbilical del mástil de servicio de cola en el lanzador móvil a la etapa central del cohete. El equipo intentó arreglar la fuga calentando la desconexión rápida y luego enfriándola para realinear un sello, pero sus esfuerzos no solucionaron el problema.
Luego, los controladores de lanzamiento desarrollaron un plan para enmascarar los datos asociados con la fuga que provocaría una retención del secuenciador de lanzamiento en tierra o la computadora de lanzamiento, en un escenario de día de lanzamiento real, para permitirles llegar lo más lejos posible en la cuenta atrás.
El tiempo preciso para desarrollar el plan requirió un plazo de espera prolongado durante las actividades de la cuenta atrás, pero pudieron reanudarse con los últimos 10 minutos de la cuenta atrás, llamado recuento terminal. Durante este recuento, los equipos realizaron varias operaciones críticas que deben realizarse para el lanzamiento, incluido el cambio de control del secuenciador de lanzamiento terrestre al secuenciador de lanzamiento automatizado controlado por el software de vuelo del cohete, un paso importante que el equipo quería lograr.