La Administración de Aviación de China se ha mostrado abierta a realizar pruebas de vuelo del B737 MAX de Boeing, un paso hacia el levantamiento de la prohibición de vuelos de ese avión en la nación después de más de dos años, según informó la agencia Bloomberg.
China fue la primera nación en dejar en tierra el 737 MAX, actuando pocas horas después del accidente fatal de Etiopía del 10 de marzo de 2019, y no ha permitido que el avión vuele desde entonces, lo que obstaculiza las ventas de aviones en el mercado extranjero más grande de Boeing. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EEUU levantó la suspensión en el pasado mes de noviembre, y la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y Transport Canada lo siguieron en enero.
Los detalles de un vuelo de validación para el MAX en China aún se están elaborando, pero las discusiones son una señal de un posible progreso en lo que se ha convertido en un largo enfrentamiento sobre el avión. Boeing se está preparando para enviar una delegación de alrededor de 35 pilotos e ingenieros para reunirse con los reguladores a finales de este mes, después de que se sometan a semanas de cuarentena, dijeron las fuentes informantes.
Aún podrían pasar muchos meses después de un vuelo de este tipo antes de que los reguladores aéreos de China concluyan su trabajo y levanten la prohibición de vuelo, particularmente si no hay una ruptura en las intensas tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
Los reguladores de China dijeron en marzo que tenían «grandes preocupaciones» sobre el avión, incluidos los cambios de diseño, la formación de nuevos pilotos y las causas de los dos accidentes del 737 MAX. Pero han dicho poco acerca de por qué están tardando tanto más en evaluar el rediseño y despejar el avión que los reguladores de EEUU, Europa y Canadá. Su extensa revisión ha avivado las especulaciones de que la política es un factor ahora que el avión ha sido autorizado por más de 170 países.
El destino del avión no solo está enredado en las relaciones entre Estados Unidos y China, sino que también se ve como una posible moneda de cambio en las negociaciones entre los dos países sobre cuestiones comerciales de aviación y nuevos pedidos de aviones.
China depende en gran medida de la tecnología estadounidense para su nuevo avión insignia, que se espera que haga su debut comercial a finales de este año. Y necesitará la aprobación de EEUU, si alguna vez exporta el avión C919, mientras que los fabricantes estadounidenses como General Electric se beneficiarán a medida que avanza la contraparte del 737 MAX.
Las implicaciones son enormes para Boeing, que se apoya en el regreso comercial del 737 MAX para financiar el cambio financiero de la compañía y ayudar a pagar su deuda de 64.000 millones de dólares. Una interrupción prolongada de la producción estadounidense de aviones podría afectar la promesa del presidente Joe Biden de avivar el empleo nacional.
Otra fuente familiarizada con las discusiones dijo que las autoridades de China están en conversaciones sobre realizar sesiones de simulador de MAX, pero se negó a decir cuáles son las perspectivas para un vuelo real. Tanto los simuladores como las pruebas de vuelo precedieron a la decisión de levantar la prohibición en los EEUU y Europa, pero algunas naciones no los han exigido antes de permitir que el avión reanude las operaciones normales.