Para este martes, a las 09:54 hora española, está previsto el lanzamiento del satélite CHEOPS (CHaracterising ExOPlanet Satellite) de la Agencia Espacial Europea (ESA) desde la base de Kourou, en la Guayana francesa, a bordo de un cohete Soyuz. Es la primera vez que un satélite en el entorno europeo es controlado por España desde la fase inicial tras el lanzamiento.
El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) será el responsable tanto de la puesta en órbita del satélite como de la operación durante su vida útil.
El segmento de tierra de la misión CHEOPS está formado por el Centro de Operaciones de Misión (MOC), liderado por GMV, y el Centro de Operaciones de Ciencia (SOC), liderado por la Universidad de Ginebra. En lo relativo al MOC, GMV es responsable de la completa integración del centro de control, lo que incluye el desarrollo e integración del Sistema de Dinámica de Vuelo (FDS), el Sistema de Control de Misión (MCS) y el Simulador Operacional del Satélite (SCSIM), así como la integración de estos elementos con la infraestructura del segmento terreno incluidas las estaciones terrestres, situadas en Torrejón y Villafranca, en Madrid, proporcionadas por el INTA.
En la fase de órbita temprana (LEOP), cuya duración prevista oscilaría entre cuatro y siete días, el MOC, tras comprobar el estado de los equipos e instrumentos, establecerá contacto por primera vez con el satélite y realizará las maniobras necesarias para situarlo en la órbita correcta.
Una vez finalizada la fase de LEOP, comienzan las actividades de Puesta en Servicio, IOC (In-Orbit Commissioning), fase en la que se verifican todas las operaciones del satélite, su correcto desarrollo con el segmento terreno, y se procede a la calibración y validación de los productos de la misión.
CHEOPS es un paso inicial para conocer las posibilidades de la existencia actual o pasada de alguna forma de vida en planetas ajenos a nuestro Sistema Solar, medirá su tamaño y la masa, se podrá conocer su densidad y si el planeta es predominantemente rocoso o gaseoso e incluso si contiene agua.
Futuras misiones de la ESA, como PLATO y ARIEL, van un paso más allá y podrán analizar los compuestos de sus atmósferas y sus posibles ingredientes biológicos.