Boeing y la empresa GDC Technics, con sede en Texas, se han cruzado demandas en los Tribunales con relación a la construcción de dos aviones presidenciales estadounidenses 747-8 Air Force One, según informó la agencia Reuters.
Boeing presentó el pasado día 7 ante el Tribunal de Distrito del Condado de Tarrant en Texas una demanda contra el proveedor del Air Force One GDC Technics, y rescindió los contratos. Boeing acusa al proveedor de incumplir varios plazos y fechas de entrega de los trabajos de interior en los dos aviones muy modificados y canceló los contratos por su “insolvencia e incumplimiento de obligaciones contractuales”.
La demanda de Boeing señala que las demoras de GDC «han resultado en millones de dólares en daños a Boeing y amenazan con poner en peligro un trabajo que es de importancia crítica».
Por su parte, GDC Technics contrademandó a Boeing el viernes reclamando al constructor aeronáutico una indemnización de al menos 20 millones de dólares por la cancelación de los contratos. Argumenta la empresa de Texas que es «la mala gestión de Boeing y no los retrasos causados por GDC, lo que ha provocado un retraso en la finalización de esos aviones».
Según GDC, Boeing optó por utilizar aviones existentes para los dos aviones Air Force One en lugar de aviones nuevos. «Debido a sus problemas con la ingeniería, la gestión del programa y sus propias dificultades financieras, Boeing se ha retrasado en el calendario del proyecto de la aeronave. Boeing miró a GDC como un chivo expiatorio para excusar su falta de desempeño en la aeronave”. y añadió que “las declaraciones falsas de Boeing han dañado su reputación con la Fuerza Aérea y la industria de la aviación en todo el mundo».
En julio de 2018, Boeing recibió un contrato de 3.900 millones de dólares para construir dos aviones 747-8 para su uso como Air Force One, que se entregarán en diciembre de 2024. Una portavoz de Boeing dijo el 8 de abril que el fabricante de aviones aún planeaba cumplir con el calendario de entregas de la Fuerza Aérea.
Los Boeing 747-8 están diseñados para ser como una Casa Blanca aerotransportada, capaces de volar en los peores escenarios de seguridad, como una guerra nuclear, y están modificados con aviónica militar, comunicaciones avanzadas y un sistema de autodefensa.