Boeing se declaró inocente este jueves de la acusación de engaño a los reguladores que certificaron el avión 737 MAX, que causó un doble accidente en el que resultaron muertas 346 personas. Familiares de las víctimas habían pedido el procesamiento de los altos ejecutivos del fabricante aeronáutico norteamericano e intentaron convencer al juez para que rechace el acuerdo al que llegó Boeing con el Gobierno para evitar el enjuiciamiento.
El juez Reed O’Connor tomó declaración a Boeing, que estuvo representada por su director de seguridad y un grupo de abogados y advirtió a la compañía que no infrinja ninguna ley durante el próximo año.
El juez retrasó su decisión sobre la petición de los familiares de nombrar un inspector espacial independiente que examine los problemas de seguridad del constructor aeronáutico, a lo que éste y el Departamento de Justicia se opusieron.
Los dos accidentes del 737 MAX, el de la aerolínea Lion Air en 2018 y el de Ethiopian Airlines en 2019 fueron provocados por un sistema defectuoso que dependía de un solo sensor de ángulo de ataque y tenía consecuencias nefastas si fallaba el sensor, razón por la cual dos son instalados en un avión. El fallo de Boeing fue no conectar ambos sistemas entre sí para duplicar las lecturas, lo que provocó que los pilotos tuvieran que reaccionar casi instantáneamente para apagar el sistema antes de que pudieran activarse y dominar los controles de ajuste de cabeceo en el avión.
La acusación insistió en que Boeing conocía los riesgos potenciales durante el proceso de certificación de la FAA e incurrió en el engaño para defraudar a la agencia reguladora no revelando dichos riesgos. Los investigadores añadieron que el fabricante del 737 MAX tampoco informó a los pilotos ni a las aerolíneas, minimizó la importancia del sistema y luego no lo revisó hasta después del segundo accidente.
El Departamento de Justicia investigó a Boeing y resolvió el caso en enero de 2021. Tras negociaciones discretas, el gobierno acordó no procesar a Boeing por supuesto fraude a EEUU engañando a los reguladores que certificaron el avión. Dicho acuerdo supuso a Boeing el pago de un total de 2.500 millones de dólares: una multa de 243,6 millones de dólares, un fondo de compensación para las víctimas de 500 millones de dólares y casi 1.800 millones de dólares a las aerolíneas cuyos aviones MAX fueron inmovilizados.
En el pasado mes de septiembre, Boeing también pagó 200 millones de dólares para resolver los cargos de la Comisión de Bolsa y Valores por acusaciones de que engañó al público y a los inversores.
Boeing se ha enfrentado a demandas civiles, investigaciones del Congreso y daños masivos a su negocio desde los dos accidentes. Uno de los pilotos de prueba fue la única persona procesada en relación con el caso. Un jurado le declaró inocente el año pasado. Los familiares de las víctimas acusaron a la cúpula de Boeing encabezada entonces por su CEO, Dennis Muilenburg, y mostraron su sorpresa por el acuerdo de los 2.500 millones de dólares al que llegaron la compañía y el gobierno.
Por otra parte, los familiares han pedido al juez que rechace parte del acuerdo que le dio a Boeing inmunidad judicial. Eso les daría a las familias más influencia para presionar al Departamento de Justicia para que revoque su decisión anterior y admita el procesamiento de Boeing. Sobre ello no se pronunció el juez O’Connor.