Casarrubios del Monte (Toledo) ha vuelto a ser escenario de una jornada singular donde la aviación deportiva y la acción social se dieron la mano. Más de 250 personas con discapacidad intelectual y en situación de vulnerabilidad disfrutaron de una experiencia inmersiva en el mundo aeronáutico, en el marco del proyecto «Alas de la Sonrisa», promovido por la ONG Aviación Sin Fronteras con el apoyo del Team Velarde y diversas entidades colaboradoras.
La jornada, celebrada el 26 de mayo, comenzó con una visita guiada por las instalaciones del aeródromo. Los participantes, procedentes de cinco centros ocupacionales y de un módulo de refugiados ucranianos gestionado por los Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, pudieron explorar de cerca diferentes aeronaves, conversar con los pilotos y sentarse en las cabinas. Una de las actividades más celebradas fue el uso de un simulador de vuelo proporcionado por Aviation Group, que ofreció la posibilidad de experimentar el pilotaje de forma segura y didáctica, bajo la supervisión de instructores especializados.
El punto álgido de la jornada llegó con la exhibición aérea a cargo del Team Velarde, el equipo Unlimited Aerobatic y el grupo de vuelo acrobático Yakstars. Durante una hora, los pilotos realizaron maniobras acrobáticas, vuelos en formación y pasadas rasantes que emocionaron a los asistentes, muchos de los cuales vivían por primera vez una experiencia de este tipo.
El evento contó además con el apoyo logístico de Coca-Cola y la participación de voluntarios de la empresa CAE, en una muestra de colaboración entre entidades públicas y privadas que ha sido fundamental para el desarrollo de esta iniciativa. La ONG Aviación Sin Fronteras, con más de 25 años de trayectoria en España, canaliza recursos y conocimientos del ámbito aeronáutico para desarrollar proyectos de carácter humanitario, educativo y de inclusión social.
En palabras de Juan Velarde, piloto acrobático y embajador de la organización, esta jornada es “el resultado de muchos años de esfuerzo colectivo” y una prueba de que “cada uno de nosotros tiene tanto el poder como la responsabilidad de influir positivamente en la vida de los demás”. Para Velarde, se trata de algo más que un encuentro con la aviación: es una oportunidad para construir una sociedad más inclusiva y comprometida.
Lejos del espectáculo y la técnica, la jornada en Casarrubios puso en valor el potencial transformador de la aviación cuando se orienta al servicio de las personas. Una vez más, el cielo dejó de tener barreras.