La compañía Aerolíneas Argentinas, nacida hace 75 años y nacionalizada desde hace 15, agitada desde hace tiempo por los crecientes conflictos con los sindicatos y con un déficit considerable, se encuentra ahora ante la privatización o el cierre, según anunció el Gobierno de Javier Milei a finales de la pasada semana.
El pasado 27 de septiembre, la Oficina del presidente informó en un comunicado que “el Gobierno Nacional había tomado la decisión de impulsar la privatización de Aerolíneas Argentinas, por lo que se la declarará como Empresa Pública Sujeta a Privatización a través de un decreto presidencial”. Y añadió que “desde su reestatalización, ejecutada por el kirchnerismo en el año 2008, la empresa nunca cerró un año con balance positivo, y los aportes del Estado Nacional para cubrir su déficit superan ya los 8.000 millones de dólares. La compañía, además, se encuentra enfrentada a litigios motivo de su ilegal expropiación, y hostigada por una casta sindical cuya única prioridad es mantener privilegios”.
La pasada semana, Franco Mogetta, secretario de Transporte, dijo en la red social X que “el derecho a huelga no puede ser la excusa para torturar gente. Los salvajes de APA ayer mantuvieron encerrados por más de tres horas en los aviones a más de 1.500 pasajeros para exigir la reincorporación de un empleado de Intercargo que fue despedido por ocasionar demoras el sábado pasado”.
Y también declaró que “vamos a ir por la privatización y, si no se da, intentaremos que los empleados acepten la administración de la empresa. Y si no la aceptan, se cerrará. Pero Aerolíneas Argentinas no va a tener más la financiación del Estado”.
El problema de la empresa radica en los costes fijos que tiene. El jefe de gabinete de ministros Guillermo Francos dijo que el presidente Milei ha dado “instrucciones claras” sobre el futuro de la compañía que “o se resuelve el tema, o se privatiza, o se la entrega a los empleados o se cierra”.
“En un país con el 52,9% de los ciudadanos pobres, es irresponsable e inadmisible que el Estado Nacional continúe financiando el déficit y los privilegios de unos pocos con los impuestos de quienes no llegan a fin de mes. Es inaceptable que, mientras el 66% de nuestros niños son pobres, se siga subsidiando una aerolínea que podría ser gestionada de manera eficiente por el sector privado. La privatización de Aerolíneas Argentinas es un paso fundamental en el camino para liberar al país de un gasto insostenible, y es además la única forma de evitar la quiebra y cierre de la compañía”, dijo el Gobierno en su comunicado de finales de septiembre.