“Los equipos han decidido sellar la fuga entre el lanzador móvil y el cohete SLS en la plataforma de lanzamiento 39B. Seguimos revisando las opciones para el próximo intento de lanzamiento”, ha dicho la Nasa tras el último intento de despegue fallido de la misión Artemisa I.
Después de suspender por segunda vez el intento lanzamiento de Artemisa I el pasado sábado debido a una fuga de hidrógeno, los equipos decidieron reemplazar el sellado en una interfaz, llamada desconexión rápida, entre la línea de alimentación de combustible de hidrógeno líquido en el lanzador móvil y el cohete Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) mientras está en la plataforma de lanzamiento, anunció el martes la Nasa.
Realizar el trabajo en la plataforma requiere que los técnicos configuren un recinto alrededor del área de trabajo para proteger el hardware del clima y otras condiciones ambientales, pero permite a los ingenieros probar la reparación en condiciones criogénicas o muy frías. Realizar el trabajo en la plataforma también permite que los equipos recopilen la mayor cantidad de datos posible para comprender la causa del problema.
La otra opción requeriría devolver el cohete al edificio de ensamblaje de vehículos (VAB) para realizar trabajo adicional que no requiera el uso de las instalaciones criogénicas disponibles solo en la plataforma.
Para cumplir con el requisito actual de Eastern Range para la certificación del sistema de terminación de vuelo, la Nasa necesitaría hacer rodar el cohete y la nave espacial de regreso al VAB antes del próximo intento de lanzamiento para restablecer las baterías del sistema.
Además, los equipos también revisarán las cubiertas de las placas en otras interfaces umbilicales para asegurarse de que no haya fugas en esos lugares. Con siete líneas umbilicales principales, cada línea puede tener múltiples puntos de conexión.