París.- El 52 Salón Aeronáutico de Le Bourget, cerca de París, la mayor feria aeroespacial del mundo que será inaugurado este lunes por el presidente de Francia, Emmanuel Macron y espera recibir a unos 350.000 visitantes, de ellos 150.000 profesionales y 2.370 expositores, abre sus puertas en un contexto de ralentización de pedidos y transformación digital de la producción.
Esta semana Le Bourget se convierte en el centro neurálgico de la industria aeroespacial mundial. Políticos, generales y gerentes de empresas serán algunos de los cientos de miles de visitantes desafiando las estrictas medidas de seguridad que esperan en el 52 Salón Aeronáutico de París.
Los visitantes podrán admirar esta semana tanto las demostraciones aéreas y los aviones estacionados como las novedades de este año, el A321neo y el A350-1000 de Airbus, el Boeing 787-10 Dreamliner y el 737 Max 9, así como el Antonov 132D.
En el aspecto militar, la estrella será el estreno en Francia del F-35A, avión de combate de última generación de la Fuerza Aérea de EEUU, desarrollado por Lockheed Martin que realizará demostraciones en vuelo.
Por su parte, los rusos y los chinos se lanzan al mercado de aviones de medio alcance con sus MC-21 y C919, respectivamente, pero habrá que esperar a una próxima edición de Le Bourget para ver estos nuevos aparatos, que acaban de salir de fábrica.
En lo que respecta a los pedidos de aviones, que es en lo que habitualmente se cifra el éxito de la feria, muchos observadores coinciden en que la presente edición no conocerá el éxito de las precedentes. El año 2017 estará "mucho más ralentizado, tanto para los pedidos a Airbus como para el conjunto de la industria", ha advertido John Leahy, director comercial del constructor aeronáutico europeo. "Las compañía aéreas deben frenar sus pedidos, recuperar el aliento y empezar a absorber los aviones ya pedidos", señala quien dejará su cargo en los próximos meses.
La anterior edición del salón francés registró un balance de unos 130.000 millones de dólares en pedidos, principalmente de los grandes constructores Airbus y Boeing. El transporte de pasajeros registra un crecimiento del orden de 5,5% por año a nivel mundial y los pedidos son elevados.
Tradicionalmente, los titulares de la prensa especializada durante la feria han estado dominados por los anuncios de grandes pedidos de aviones a Airbus o a su competidor americano Boeing; pero esta vez, como presagia la BBC, el mercado objetivo es “mucho menos espumoso” de lo que solía ser. El mercado mundial de aeronaves se ha venido reduciendo en los últimos años. La caída de los precios del combustible ha hecho que las aerolíneas no se vean tan presionadas para sustituir sus antiguas flotas por nuevos modelos más eficientes.
Eso puede no ser un problema en sí mismo. Los grandes fabricantes acumulan abultadas carteras de pedidos. El constructor aeronáutico europeo tenía a finales de abril pedidos de 6.715 aviones y su competidor estadounidense de 5.704, según recoge la agencia AFP. En este contexto, la prioridad es ahora la entrega de aviones. Y ambos han luchado con problemas de la cadena de suministro, provocando retrasos en las entregas. Por lo que una reducción en la demanda puede no ser algo malo.
De todas formas, la tendencia a largo plazo sigue siendo favorable, pese al estancamiento de los pedidos observado desde hace algo más de 12 meses. Boeing y Airbus coinciden en sus previsiones para los próximos 20 años y calculan que la flota de aviones en todo el mundo se duplicará, lo que supone una demanda de unos 35.000 nuevos aviones por un valor de unos 5,3 billones de dólares.