Madrid.- Miguel ángel Oleaga, que fuera hasta hace tres años máximo responsable del aeropuerto madrileño, acaba de publicar el libro “Consideraciones de un director de Barajas”, editado por la Fundación Aena y en el que aporta su visión personal sobre diversos aspectos de la gestión directiva de un aeródromo grande y complejo, como es el de la capital de España.
Coincide la aparición del libro con el décimo aniversario de la inauguración oficial de la ampliación del aeropuerto madrileño con su T4 y el Edificio Satélite y de la que fue testigo de excepción. Durante su gestión de doce años como director, Barajas obtuvo sus mejores resultados, situándose entre los 5 mejores aeropuertos europeos: récord de pasajeros en 2007 (superando los 52 millones de pasajeros),
Entre los hitos de su etapa de dirección, además de las obras de ejecución de la ampliación del Gran Barajas, cabe destacar la puesta en marcha de las dos nuevas pistas y las remodelaciones de las terminales T1 y T2. El aeropuerto fue entonces merecedor de grandes galardones internacionales, como el ‘Premio al mejor aeropuerto de Europa’, otorgado por el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) en 2008; el ‘Aeropuerto Global 2011’, otorgado por el Institute of Transport Management británico, entre otros.
También durante su gestión se produjo en uno de los aparcamientos de la T 4, poco después de su inauguración, uno de los mayores atentados de ETA. El 30 de diciembre de 2006 una fuerte explosión destrozó gran parte del aparcamiento ocasionando la muerte de dos personas. Casi dos años después, concretamente, el 20 de agosto de 2008, Barajas registró la mayor tragedia aérea en 25 años. Un avión MD-82 de la compañía ya desaparecida Spanair se precipitó contra el suelo cuando iniciaba su despegue hacia Las Palmas de Gran Canaria. Un total de 154 personas murieron en el accidente.
El entonces director del aeropuerto madrileño, prejubilado en Aena hace tres años, utiliza en este libro como recurso literario el diálogo consigo mismo a través de unas notas diarias que escribía cuando estaba en su labor directiva que le ocupó doce años.
Al inicio se reflexiona sobre el tratamiento de las relaciones de los grupos de interés característicos de la actividad aeroportuaria en los tres capítulos: Relacionar (me), Relacionar (se) y Asociar (se).
Continúa con la explicación de la génesis y la realización de un proyecto de modernización, tras la ampliación del aeropuerto, de la gestión de las actividades de despacho y de campo que fue el CGA (Centro de Gestión Aeroportuaria) en sus dos capítulos: Centrar (se) y Concentrar (se).
Dos capítulos posteriores se dedican a los mecanismos de superación de las crisis inherentes a la actividad de un ser tan vivo como Barajas: Recuperar (se) y Conocer (se).
No se le olvida de exponer su visión de un tema que siempre le preocupó: la innovación aplicada. Y a ello se dedican los dos capítulos siguientes: Innovar (se) y Renovar (se).
Y por último, en el cierre del libro, Despedir (se), el autor hace unas consideraciones personales a la hora de dejar Aena.