Madrid.- Dos alumnos de la ETSI Aeronáuticos, de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Carlos Hervás y Germán Orgueira, integrados con otros estudiantes extranjeros en el equipo N6J’nSAT, han construido el misil desde el que lanzar el CanSat a 600 metros de altura, con el que han conseguido el primer premio del concurso francés.
El proyecto Soyuz-CanSat va más allá de un mero prototipo de microsatélite de vuelo atmosférico para participar en la competición francesa C’Space, que cada añ;o organiza el Centre Nacional d’études Spatiales (CNES) en la Base de Ensayo de misiles de Biscarrosse y en el que intervienen estudiantes y aficionados a los cohetes y misiles experimentales.
Este CanSat se ha convertido en el proyecto central de cuatro estudiantes: los dos españ;oles antes mencionados, que realizan el doble diploma en la universidad francesa ISAE-ENSICA; Othman Chaabi, estudiante marroquí de la Universidad Politécnica de Valencia también desarrollando la doble titulación, y Vincent Laquerbe, estudiante de ISAE-ENSICA.
Ellos han formado el equipo N6K’n’SAT y han colaborado con un grupo de estudiantes rusos de la Universidad Estatal de Samara. El Soyuz-CanSat, como han denominado el microsatélite por su inspiración en el desafío industrial moderno del envío de sondas planetarias al Sistema Solar, es capaz de cumplir diversas misiones.
En primer lugar, sondaje atmosférico, mediante captores de temperatura, presión y humedad. Después, la misión denominada “ComeBack”, que permite aterrizar al CanSat de manera autónoma en una coordenada GPS previamente prefijada y para el que cuanta con un paracaídas, un GPS, y un microcontrolador. Asimismo, también transmite datos a tierra en tiempo real y permite un reconocimiento de terreno al equiparse con una cámara de vídeo. En definitiva, “un reto consistente en construir el microsatélite, acoplarle nuestras propias antenas, realizar un estudio estructural e incluir una ley de pilotaje autónoma”, resumen los estudiantes.
En la competición hicieron una presentación técnica del proyecto ante un jurado con representantes de las instituciones y la industria espacial (CNES, ESA, Safran, Astrium y C’Space) y el lanzamiento desde un globo de helio a 140 metros de altura, donde todo funcionó “excepto un fallo en la misión ComeBack, a causa del viento”, reconocen. Ello se solventó el día de la entrega de premios, donde como colofón final, lanzaron el Soyuz-Cansat desde el cohete ruso y salió a la perfección, aunque dicho lanzamiento estaba fuera de su participación en la competición.
Un trofeo, la certificación de su CanSat y una invitación para asistir al International Aeronautical Congress (IAC), que se celebra en Toronto en 2014, componen el primer premio que les ha sido otorgado. Es un premio técnico y los argumentos que les hicieron valedores del mismo destacaron “el estudio estructural realizado para asegurar las misiones, la concepción y fabricación de las antenas para solucionar un posible problema de alcance en los lanzamientos desde mayor altura y la explotación de los resultados obtenidos”. Además, subrayaron su proceder, muy parecido al de la industria y su carácter innovador, aunque no lograron el premio de esa categoría, siendo segundos.