Gilmour Space completa el vuelo de prueba desde suelo australiano con su cohete Eris, marcando un hito en la industria espacial nacional ya que se ha convertido en el primer lanzador orbital fabricado íntegramente en Australia en despegar desde territorio nacional. Sin embargo, el cohete no ha llegado muy lejos. Solo ha alcanzado 50 metros de altura antes de caer cerca de la plataforma.
Con aproximadamente 14 segundos de vuelo y 23 segundos de combustión de motor, el lanzamiento representa un importante avance para la capacidad espacial soberana del país, que busca posicionarse como nuevo actor en el selecto grupo de naciones con capacidad de acceso autónomo al espacio.
Tras una espera de 18 meses en la plataforma de lanzamiento a la espera de las autorizaciones finales, el TestFlight1 ha culminado con éxito en el Bowen Orbital Spaceport, desde donde el vehículo logró despegar limpiamente y sin incidentes, superando la torre y activando correctamente sus sistemas clave.
Durante la prueba, los cuatro motores híbridos de la primera etapa se encendieron conforme a lo previsto, alcanzando un funcionamiento completo durante el tiempo previsto de combustión. Los sistemas de software de vuelo y control de guiado, navegación y control (GNC) operaron según lo esperado, validando los desarrollos internos de Gilmour Space en un entorno real de lanzamiento.
Uno de los puntos más destacados del ensayo ha sido la integración exitosa de los sistemas de tierra y cohete, que permitió una secuencia terminal fluida desde el conteo regresivo hasta el momento T-0. La recogida de extensos datos de vuelo será clave para las siguientes etapas del programa de desarrollo.
A falta de una evaluación completa, las primeras observaciones indican que la infraestructura del lugar de lanzamiento ha permanecido intacta. Las operaciones de lanzamiento y monitorización del rango se ejecutaron sin incidencias, reforzando la capacidad de Australia para realizar operaciones espaciales desde su propio territorio.
Rumbo al segundo vuelo de prueba
Aunque el vuelo fue breve, Gilmour Space subraya el carácter estratégico de esta misión inaugural, no sólo por la validación técnica sino por la consolidación de la seguridad operativa y la eficiencia del equipo humano. El personal implicado se encuentra en buen estado y motivado, con la atención ya centrada en la preparación del TestFlight2.
Actualmente, sólo seis naciones lanzan regularmente vehículos orbitales. Con el despegue del Eris, Australia acorta distancias para unirse a este reducido grupo, avanzando hacia su objetivo de contar con una industria espacial autosuficiente y competitiva. El éxito de esta prueba representa una etapa determinante en ese camino.
Este primer despegue de Eris no sólo marca un logro histórico para la ingeniería aeroespacial australiana, sino que también refuerza el papel de actores privados como Gilmour Space en la expansión de capacidades orbitales a nivel global.