Noordwijk.- Personalidades de 21 naciones, así como de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la Comisión Europea, en representación de Galileo, integrantes del grupo de trabajo de Cospas-Sarsat, se reunieron durante toda la semana pasada en ESTEC, el centro tecnológico de la ESA en Noordwijk, Países Bajos.
Fundado por Canadá, Francia, Rusia y los EE UU, Cospas-Sarsat empezó a operar con ‘transpondedores’ montados a bordo de satélites en órbita baja (LEO).
“Hemos terminado de planificar una campaña de ensayos a escala global en la que se probarán las nuevas prestaciones de Cospas-Sarsat, tras incorporar los satélites de navegación al sistema”, explica el ingeniero de la ESA Igor Stojkovic.
“Se están instalando receptores de señales de socorro en los nuevos satélites GPS estadounidenses y en los Glonass rusos. Como la constelación europea se empezó a desplegar el año pasado, Galileo será la que más satélites aporte al sistema. Los satélites en órbita baja se mueven a gran velocidad, lo que les permite determinar el origen de las llamadas de socorro al medir su efecto Doppler. Sin embargo, cada uno de estos satélites sólo cubre una pequeña región de la Tierra, por lo que se puede perder un tiempo precioso esperando a que pase sobre la estación de seguimiento para entregar el mensaje; por otra parte, para localizar el origen de la señal de socorro el satélite tiene que sobrevolar la baliza dos veces como mínimo”, añade Stojkovic
En los años noventa, Cospas-Sarsat incorporó al sistema satélites en órbita geoestacionaria (GEO), a 36.000 km sobre la superficie de nuestro planeta.