Madrid.- La localidad madrileña de Aranjuez recuerda en estos días a uno de sus hijos más ilustres, Antonio Fernández Santillana, constructor de un biplano que sería conocido internacionalmente como «Aeroplano Fernández».
Fernández Santillana, nacido en Aranjuez (Madrid) en 1866, está considerado como un pionero de la aviación, pues fue el primer español que diseñó, construyó y voló con éxito un avión, el 24 de abril de 1909. Su primer diseño, un biplano, ha pasado a la historia de la aviación con el apellido de su constructor, Fernández.
Mañana, aviones de la Fundación Infante de Orleans lanzarán octavillas con la biografía del aviador, en una jornada en la que el alcalde de Aranjuez editará un bando como reconocimiento.
El próximo día 15, en el Salón de Grados del Edificio de Pavía, José Sánchez Méndez, General de Aviación y secretario general de EuroDefense-España, ofrecerá una conferencia que precederá una muestra fotográfica que repasará su vida y los primeros pasos de la Aviación Española.
Fernández Santillana se trasladó en su juventud a París, donde se convirtió en un modisto de reconocida fama. Su amor por el deporte y la mecánica despertaron en él una profunda inquietud por los primeros vuelos de los hermanos Wright en 1903.
La amistad que entabló con los primeros aviadores europeos y americanos de la época aumentaron su interés por el desarrollo de un aeroplano, cuya construcción se inició en 1908. El biplano tenía a la vez algo del aparato de los hermanos Wright y del aeroplano de Santos Dumont, y sería conocido mundialmente como el aeroplano Fernández. Fue exhibido en la Primera Exposición Internacional de Locomoción Aérea celebrada en el Grand Palais en París, donde llegó a llamar la atención del presidente de la República Francesa, al igual que de numerosos expertos aeronáuticos.
En 1909, y tras haber participado en varios festivales aéreos y despertado incluso el interés del presidente de la República francesa con su «Biplano Fernández», el aviador falleció en accidente aéreo en la Costa Azul el 6 de diciembre. La muerte del piloto español fue muy sentida en Niza, por lo que se le dedicó una calle de la localidad que aún hoy conserva su nombre.