París.- La Agencia Espacial Europea (ESA) fija su mirada en la Luna con objeto de ampliar el negocio espacial. Al sondear el mercado en busca de servicios de transporte a nuestro satélite natural, la ESA quiere superar los límites de la tecnología y crear nuevos modelos de exploración espacial.
Poner el pie en la Luna constituyó un momento clave de la historia de la humanidad. Hicieron falta ocho años y una enorme cantidad de recursos para tocar la superficie lunar. Y, sin embargo, los humanos no han vuelto desde que la misión Apolo 17 regresó a la Tierra en 1972.
Con la tecnología actual sería fácil volver, pero sigue siendo caro desarrollar el viaje y llevar todo lo necesario para el soporte vital allí. La ESA quiere que el regreso del hombre a la Luna sea sostenible y se base en la colaboración, no solo con agencias espaciales internacionales, sino también con el mundo de la empresa. Puede que la clave para que este deseo se haga realidad esté en el enfoque comercial, tanto literal como figuradamente.
En lugar de desarrollar desde cero una misión completa con su módulo de aterrizaje -lo que supondría un proceso largo y costoso-, la ESA desea hacerse con una plaza en un módulo comercial para poder llevar su valioso equipo de investigación hasta la superficie lunar con seguridad. Una vez allí, estaríamos dispuestos a pagar la ‘tarifa de itinerancia’ para poder hablar con nuestro hardware, señala la agencia europea.
“Pero para que volver a la Luna sea realmente sostenible, debemos aprovechar los recursos existentes allí. Así, además de en transporte y comunicación, buscamos invertir en el desarrollo y el pago por uso de tecnologías que puedan convertir la materia autóctona lunar en oxígeno y agua, recursos indispensables para el sostenimiento de futuras operaciones humanas en el espacio profundo”.
“¿Por qué es tan importante la sostenibilidad? Si la exploración se limitase a ir y volver de un lugar, tendría sentido fijarse metas cada vez más alejadas en nuestro Sistema Solar. Sin embargo, aunque las misiones Apolo nos han enseñado mucho, apenas hemos rascado la superficie de nuestro octavo continente. Desde entonces, los satélites que orbitan la Luna han revelado la presencia de oxígeno y hielo de agua, recursos potencialmente utilizables en la exploración espacial”, indica la ESA.