Madrid.- EL Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) cumple 75 años. El 21 de mayo de 1942 aparecía en el Boletín Oficial del Estado el decreto de creación del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica ante la necesidad de que España contara con un centro dedicado a la investigación aeronáutica.
Fue su primer director Esteban Terradas, ingeniero naval, industrial y aeronáutico. Era un proyecto ambicioso; se pensaba en hacer una especie de ciudad de la aeronáutica. El INTA, como señala J. M. Sánchez Ron en su historia del centro, fue, desde su creación, una institución notablemente moderna, pese a nacer en los difíciles años de la posguerra.
Realiza proyectos de investigación, tanto en solitario como en combinación con otros organismos estatales, nacionales e internacionales (CSIC, universidades, la Nasa) y empresas privadas. Su sede central se encuentra en Torrejón de Ardoz, Madrid. Tiene otra en el Centro de Experimentación de "El Arenosillo" en Huelva.
El Instituto se abrió pronto a la colaboración con el exterior, pese al aislamiento político de España en los años de postguerra. Y no cualquier colaboración. El visitante extranjero que estableció lazos más estrechos con el INTA fue nada menos que el húngaro Theodore von Kármán, considerado como el mayor especialista en aeronáutica del siglo XX. Si von Kármán jugó un papel de primer orden desde el extranjero en esa fértil relación del INTA con el exterior, desde la propia institución hay que destacar el papel jugado por Esteban Terradas, presidente del primer Patronato del INTA, cargo que desempeñaría hasta su muerte en 1950.
Del importante papel jugado en el INTA por Esteban Terradas da idea el hecho de que, poco después de su fallecimiento, al nombre del INTA se le añadió el nombre de su fundador. Incluso antes de la creación del Instituto, cuando éste era sólo un proyecto del gobierno, Esteban Terradas hizo gestiones en Alemania para la adquisición de material destinado al futuro laboratorio de motores.
Según José María Dorado, “el INTA se inició en el terreno espacial antes de que éste tuviese presencia formal en Europa”. En todo caso, es en 1960 cuando España se acerca a los países que están trabajando en la creación de la Organización Europea para la Investigación Espacial (ESRO), antecedente de la actual Agencia Espacial Europea (ESA).
Consecuencia de esa participación en dicha organización europea es la creación, en 1963, de la Comisión Nacional de Investigación del Espacio (CONIE), de la que el INTA forma parte destacada ya con la denominación actual de Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial. Como señala Dorado, fueron razones políticas las que permitieron que el INTA -y, a través del INTA, España- entrara en el selecto club de la investigación espacial: el interés político de reforzar la relación con Estados Unidos y el interés por estar en Europa.
En los años siguientes, el INTA ha seguido trabajando en los sectores más punteros de los campos aeronáutico y aeroespacial. Así, en los primeros 90, al tiempo que se adentra en el campo de los minisatélites, el Instituto se implica en el desarrollo de los aviones no tripulados. Y en los primeros años del nuevo siglo, se crea, en el campus de Torrejón y en colaboración con el CSIC, el Centro de Astrobiología, verdadero centro de vanguardia que está colaborando con la Nasa en las misiones a Marte.
Su actual director general, el teniente general Ignacio Azqueta, ha escrito: “al cumplir 75 años de vida, podemos sentirnos legítimamente orgullosos de una historia brillante y agradecidos a quienes nos precedieron y la hicieron posible en el pasado. En este 75 aniversario, además de mostrar ese orgullo legítimo y ese agradecimiento sincero, sólo nos queda revalidar el compromiso del INTA para seguir trabajando al servicio de la sociedad española a través del Ministerio de Defensa”.