Toronto.- Bombardier reducirá 1.750 empleos en su división de aviones ejecutivos en el segundo semestre del año ante la escasa demanda de su modelo Global. En total, desde diciembre de 2013 el constructor aeronáutico canadiense ha anunciado 6.500 despidos. Bombardier cuenta con unos 70.000 empleados, 11.600 de ellos en su división de aviones ejecutivos.
Al retraso en la producción de su nuevo avión CSeries se suma la caída de pedidos de aviones ejecutivos, lo que requiere "adoptar medidas para adaptar nuestro ritmo de producción a la desaceleración constatada recientemente en algunos mercados internacionales", ha dicho el responsable de esta división, éric Martel.
Bombardier hizo público los resultados del primer trimestre y anunció que podría reducir la producción de sus rentables aviones Global. A comienzos de año, la compañía decidió suspender su programa Learjet 85, como consecuencia de la crisis económica. Además de la reducción de entregas, el año pasado la división de aviones ejecutivos registró un descenso de pedidos en el primer trimestre, en el que sólo se vendieron 19 unidades, frente a las 27 vendidas en el mismo periodo del año pasado. Para Bombardier, la causa de esta caída se debió “a la crisis económica y a los desafíos geopolíticos en algunos mercados, entre ellos, Latinoamérica, China y Rusia".
Pero, según los analistas, la causa de los problemas hay que buscarlos también en la apuesta más arriesgada de lanzar un avión completamente nuevo, el CSeries, en un sector en el que ya hay mucha competencia por parte de Boeing y Airbus. El lanzamiento de los aviones CS100 y CS300, en un mercado dominado por los B 737 de Boeing y los A319 o A320 de Airbus, ha registrado varios retrasos.
El coste del programa se ha desviado en 2.000 millones de dólares y se cifra actualmente en 5.400 millones de dólares. La compañía Swiss, del grupo Lufthansa, será el primer cliente en operar el CS100, todavía a la espera de certificación y con un probable retraso de casi dos años sobre el calendario inicial.
Estas dificultades acumuladas repercuten en las cuentas del grupo canadiense, que obtuvo unas pérdidas de 1.200 millones de dólares el año pasado. Con esas cifras, la compañía se ve obligada a reducir sus costes de producción y, por lo tanto, a recortar empleos.
La compañía sorprendió a los inversores este año cuando sustituyó a su presidente ejecutivo, suspendió el pago de dividendos para ambas clases de acciones y dijo que planeaba recaudar 2.000 millones de dólares a partir de la emisión de deuda y acciones. El presidente Alain Bellemare, nombrado en febrero, ya dió la semana pasada señales de este recorte de personal al prometer a los accionistas una mejora en la rentabilidad. En su intención de sanear la situación financiera de Bombardier y tener dinero en caja, Bellemare decidió sacar a bolsa una participación minoritaria de su división ferroviaria antes de fin de año para hacer frente a los sobrecostes en la división aeronáutica de la compañía.