La compañía de Elon Musk tiene en mente la recuperación del cohete Super Heavy, con el que pondrá en órbita la nave espacial Starship, después de cada lanzamiento. La idea es que aterrice, una vez haya lanzado la nave, en la misma torre de lanzamiento.
“Vamos a tratar de atrapar el cohete Super Heavy con el brazo de la torre de lanzamiento, usando las aletas de la rejilla para tomar la carga”, explicó Musk a través de su cuenta de Twitter.
Actualmente, SpaceX recupera y reutiliza rutinariamente las primeras etapas de sus cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy, aterrizando sus propulsores de forma vertical en las plataformas ubicadas en los barcos autónomos que tiene en el océano.
Sin embargo, a diferencia de estos cohetes que utilizan sus patas para el aterrizaje, el Super Heavy no las necesitará ya que será la propia torre de lanzamiento con su brazo la que podría capturar “al aire” al cohete que regresa a la Tierra.
De este modo, “se ahorra el peso y el coste que suponen estas patas y permite el reposicionamiento inmediato del cohete en el soporte de lanzamiento, listo para reabastecerse en menos de una hora”, explica Musk en otro tweet.
El directivo ha enfatizado que “tanto la Starship como Super Heavy serán completa y rápidamente reutilizables, lo que podría hacer que la colonización de Marte y otras ambiciosas hazañas de exploración sean económicamente viables”.
SpaceX ya ha construido y volado varios prototipos de Starship desde sus instalaciones en el sur de Texas. De hecho, el mes pasado, el vehículo SN8 se elevó a una altitud estimada de 12,5 kilómetros y regresó a la Tierra en el lugar designado. Aunque SN8 llegó demasiado rápido y explotó en una enorme bola de fuego, Musk declaró que el vuelo de prueba “fue un gran éxito”.