Después de días de especulaciones y preocupación por la caída incontrolada del cohete chino Larga Marcha 5B Y2, de 30 metros de largo y 21 toneladas de peso, tras reingresar en la atmósfera terrestre y desintegrase la mayor parte del mismo, los restos cayeron en la madrugada del domingo en el océano Índico, en un punto al este de las islas Maldivas, según Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA).
“La mayor parte del cohete se desintegró durante la reentrada en la atmósfera y el resto cayó en un área marítima con el centro a 2,65 grados de latitud norte y 72,47 grados de longitud este, añadió la CMSA. Las coordenadas proporcionadas por la CMSA sitúan el punto de impacto en el océano, al oeste del archipiélago de Maldivas en el mar Arábigo.
Centros especializados de todo el mundo habían estado monitorizando la caída incontrolada del cohete que despegara de la isla de Hainan el pasado 29 de abril para colocar en el espacio el módulo central de la estación espacial china. En España, el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE) del Ejército del Aire está realizando el seguimiento de la trayectoria del núcleo central del cohete chino, según informó Defensa.
El COVE, como centro militar encargado de velar por la vigilancia espacial, ha estado monitorizando el cohete con datos actualizados de trayectoria y predicciones de reentrada en la atmósfera procedentes de diversas fuentes a las que el Ejército del Aire tiene acceso, así como con observaciones obtenidas del radar de vigilancia espacial (S3TSR) situado en la base aérea de Morón y de otros sensores que forman parte de la red del consorcio europeo EU-SST, (European Union Space Survelliance and Tracking), en el que España participa a través del S3TOC (Spanish Space Survelliance and Tracking Operations Centre).
El Comando Espacial de Estados Unidos dijo en la madrugada del domingo que podía confirmar que el Larga Marcha 5B entró en la Península Arábiga, aunque desconocía si los escombros impactaron la tierra o el agua. Antes del reingreso del cohete, se temía que los escombros pudieran caer en un área habitada, aunque los expertos espaciales habían predicho que las posibilidades de que alguien fuera alcanzado por un trozo de basura espacial eran muy pequeñas, sobre todo porque gran parte de la superficie de la Tierra está cubierta por océanos y enormes áreas terrestres están deshabitadas.
Durante el vuelo del cohete, el astrofísico Jonathan McDowell, de Harvard, dijo a la agencia Reuters que la posible zona de caída de escombros podría haber estado tan al norte como Nueva York, Madrid o Pekín, y tan al sur como el sur como Chile y Wellington, Nueva Zelanda.
Se trata del segundo regreso de un cohete chino incontrolado. El año pasado restos del primer lanzador Larga Marcha 5B cayeron en Costa de Marfil, causando daños en varios edificios, pero no se produjeron daños personales.