En el Aeropuerto de Matacán, sede de Adventia, los alumnos del curso de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP) han alcanzado la mitad de su formación y lo han celebrado con una jornada simbólica: posando con orgullo por primera vez con su uniforme oficial, ese que pronto vestirán a bordo de aeronaves comerciales.
El acto no ha sido solo una sesión de fotos ni un momento para compartir en redes. Ha sido, sobre todo, un punto de inflexión. Para muchos, el uniforme representa un sueño de infancia que empieza a materializarse. Para otros, una elección vocacional reafirmada a lo largo de los meses de formación. Para todos, el paso firme hacia una carrera profesional en el sector aeronáutico.
En un año especialmente significativo para Adventia, que celebra su 50 aniversario como institución formativa de referencia en aviación, este grupo de estudiantes TCP encarna la continuidad de una apuesta por la excelencia y la vocación. Desde su origen como Escuela Nacional de Aeronáutica (ENA) hasta su actual integración en la Universidad de Salamanca, Adventia ha formado a miles de profesionales del aire, incluyendo no solo pilotos, sino también tripulantes de cabina.
Detrás de la imagen impecable del uniforme hay meses de esfuerzo, estudio y aprendizaje. La formación de TCP en Adventia está diseñada no solo para preparar técnicamente a los alumnos, sino también para transformar su actitud, capacidad de respuesta y habilidades personales. En los primeros meses, los estudiantes han trabajado en profundidad aspectos clave como la seguridad a bordo, la atención al pasajero, la normativa aeronáutica o los primeros auxilios.
Pero la enseñanza va más allá de los manuales. En cada módulo se incorporan simulaciones, experiencias reales, dinámicas de grupo y formación práctica. “Este curso no solo me está enseñando a ser TCP. Me está enseñando a superar desafíos que antes me inquietaban, como hablar en público. Estoy aprendiendo a contener los nervios y saber expresarme bien y claro”, señala Milene, una de las alumnas, con la mirada puesta en el futuro.
Adventia apuesta por una metodología práctica, con docentes que han vivido en primera persona la realidad de volar. Entre ellos, Jorge Sanz, tripulante de cabina en Iberia, imparte la asignatura de Atención y Asistencia al Pasajero, una de las favoritas entre el alumnado. “Lo que más nos gusta es que nos hablen desde su experiencia. Ellos están donde nosotros queremos llegar”, explica Antonella, otra de las alumnas.
Formación con impacto
El claustro docente está formado por profesionales del sector con años de experiencia en aerolíneas nacionales e internacionales. Pilar Guirado, quien ha volado como sobrecargo en Spanair y Norwegian, destaca el progreso de sus alumnos en aspectos clave para la vida a bordo asegurando que “están empezando a ser más comunicativos y desarrollando habilidades de resolución de conflictos y trabajo en equipo, fundamentales para el desempeño de sus funciones”.
La formación también prepara a los alumnos para enfrentarse a situaciones imprevistas. La gestión del estrés, la toma de decisiones bajo presión y el autocontrol son materias transversales en el curso. Aprender a cuidar de los demás, pasajeros y compañeros, es esencial, pero también lo es aprender a conocerse y a confiar en uno mismo.
Para Irene y Miranda, el camino hasta aquí ha sido una reafirmación de su vocación. “Desde niña siempre me ha llamado la atención el mundo de la aviación, así como el trabajo de los TCP. Soñaba con poder estar en su lugar algún día”, cuenta Miranda. Irene añade que “este mundo es como un sueño, siempre me ha parecido muy atractivo. Viajar desde pequeña me acercó a este entorno que ahora quiero vivir desde dentro”.
Uno de los principales valores añadidos de Adventia es su conexión con el entorno profesional. La escuela mantiene relaciones con múltiples aerolíneas nacionales e internacionales, lo que favorece la empleabilidad de sus egresados. La orientación práctica del curso, combinada con una sólida base teórica y una exigente preparación personal, sitúa a los alumnos en una posición destacada para afrontar los procesos de selección del sector.
Los alumnos se preparan con simulacros de entrevistas, formación en imagen personal, protocolo, y situaciones de emergencia. A lo largo del curso, los instructores también comparten consejos sobre cómo afrontar los primeros pasos en una aerolínea, qué competencias valoran más las compañías y cómo destacar en un entorno cada vez más competitivo y multicultural.
El 2025 no es un año más para Adventia. Se cumplen 50 años desde la fundación de la escuela, y la celebración se extiende a todas sus áreas formativas. El centro ha evolucionado desde su origen como la Escuela Nacional de Aeronáutica hasta convertirse en una entidad universitaria, adscrita a la Universidad de Salamanca, con un enfoque internacional y multidisciplinar.
La formación de TCP se ha consolidado como una de las más demandadas. En ella convergen jóvenes de diferentes perfiles que comparten la ilusión de formar parte del mundo de la aviación comercial. La diversidad del alumnado enriquece el proceso formativo y fortalece valores clave para el trabajo a bordo: empatía, comunicación, adaptabilidad y resiliencia.
A medida que se aproxima la segunda mitad del curso, los alumnos afrontan nuevas fases prácticas que les acercarán aún más a la realidad profesional: simulacros en cabina, evacuaciones, entrenamientos en piscina, extinción de incendios o procedimientos de emergencia. Cada módulo afianza su preparación y les acerca un poco más al cielo.
Pero lo aprendido hasta ahora ya ha marcado una diferencia. No solo en sus conocimientos técnicos, sino en su crecimiento personal. Han aprendido a trabajar en equipo, a comunicarse con eficacia, a asumir responsabilidades y a mantener la calma en entornos exigentes. Han descubierto que volar es mucho más que atender a los pasajeros: es velar por su seguridad, ser un referente en situaciones críticas y ofrecer una experiencia de calidad.