La ruptura de relaciones amistosas entre el presidente de EEUU, Donald Trump, y el fundador de la empresa aeroespacial SpaceX, Elon Musk, supone una crisis con consecuencias reales para el programa espacial del país, a juicio de los observadores norteamericanos.
Tras las revelaciones y graves acusaciones formuladas por Musk contra el presidente estadounidense, éste ha escrito en su red social: “No me importa que Elon se vuelva en mi contra, pero debería haberlo hecho hace meses… Yo no he creado este desastre, solo estoy aquí para arreglarlo”.
“La manera más fácil de ahorrar miles de millones de dólares en nuestro presupuesto es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. ¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!”, ha añadido Trump.
Y en otro twit, el presidente añadió: “Elon estaba ‘agotándose’, le pedí que se fuera, le quité su Mandato de Vehículos Eléctricos que obligaba a todos a comprar autos eléctricos que nadie más quería (¡eso que él sabía desde hacía meses que iba a hacer!), ¡y simplemente se volvió loco”.
Por su parte, Musk respondió en su red social X: “A la luz de la declaración del presidente sobre la cancelación de mis contratos gubernamentales, SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon de inmediato”.
Los observadores ven una grave situación en esta crisis: “Hay mucho en juego, y ambos deben reconocer la gravedad del momento. Durante años, Elon Musk ha impulsado la innovación a través de SpaceX, reduciendo la dependencia de programas espaciales extranjeros y consolidando la posición de Estados Unidos en el cosmos. El desmantelamiento de Dragon pone en peligro misiones cruciales, desde el lanzamiento de satélites hasta las operaciones en la Estación Espacial Internacional (ISS), y podría retrasar el progreso durante años ha impulsado la innovación a través de SpaceX, reduciendo la dependencia de programas espaciales extranjeros y consolidando la posición de Estados Unidos en el cosmos”.