La Nasa tiene previsto el lanzamiento de la nave espacial de carga Cygnus de Northrop Grumman a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida a finales de enero con un conjunto de investigaciones científicas hacia la Estación Espacial Internacional (ISS).
Entre ellas, una investigación de la ESA (Agencia Espacial Europea), Metal 3D Printer prueba la fabricación aditiva o impresión 3D de pequeñas piezas metálicas en microgravedad. «Esta investigación nos proporciona una comprensión inicial de cómo se comporta una impresora de este tipo en el espacio», dijo Rob Postema de la ESA.
“Una impresora 3D puede crear muchas formas y planeamos imprimir muestras, primero para comprender en qué puede diferir la impresión en el espacio de la impresión en la Tierra y segundo para ver qué tipos de formas podemos imprimir con esta tecnología. Además, esta actividad ayuda a mostrar cómo los miembros de la tripulación pueden trabajar de forma segura y eficiente imprimiendo piezas metálicas en el espacio”, añade Postema.
Los resultados podrían mejorar la comprensión de la funcionalidad, el rendimiento y las operaciones de la impresión 3D de metal en el espacio, así como la calidad, resistencia y características de las piezas impresas. El reabastecimiento presenta un desafío para futuras misiones humanas de larga duración.
Los miembros de la tripulación podrían utilizar la impresión 3D para crear piezas para el mantenimiento de equipos en futuros vuelos espaciales de larga duración y en la Luna o Marte, reduciendo la necesidad de empacar piezas de repuesto o predecir cada herramienta u objeto que pueda ser necesario, ahorrando tiempo y dinero en lanzamiento.
Los avances en la tecnología de impresión 3D de metal también podrían beneficiar aplicaciones potenciales en la Tierra, incluida la fabricación de motores para las industrias automotriz, aeronáutica y marítima y la creación de refugios después de desastres naturales. Un equipo liderado por Airbus US Space & Defence y Space SAS bajo contrato con la ESA desarrolló la investigación.