La futura estación espacial comercial Haven-1, desarrollada por la empresa estadounidense Vast con apoyo técnico de la Nasa, ha superado satisfactoriamente una prueba clave de su sistema de control ambiental, centrada en la purificación del aire. El ensayo, realizado en el Marshall Space Flight Center de la Nasa en Huntsville (Alabama), valida la capacidad del sistema para mantener una atmósfera saludable en todas las fases de misión previstas.
El proyecto Haven-1 forma parte del programa de desarrollo comercial en órbita baja de la agencia, en el que Vast participa mediante un acuerdo reembolsable bajo la Space Act y un segundo convenio sin financiación dentro de la iniciativa Collaborations for Commercial Space Capabilities (CCSC-2).
La prueba se centró en el sistema de control de contaminantes traza, una parte esencial del sistema de soporte vital a bordo. Este subsistema está compuesto por diversos filtros diseñados para eliminar compuestos nocivos generados tanto por los ocupantes como por los materiales de la estación.
Durante el experimento, se introdujo una atmósfera química representativa en una cámara ambiental sellada, donde se activó el sistema de filtrado. El objetivo: verificar que los niveles de contaminantes como el monóxido de carbono se mantenían dentro de los márgenes seguros para la vida humana en microgravedad.
“Las pruebas de los sistemas de soporte vital son fundamentales para garantizar la seguridad de las futuras tripulaciones en estaciones espaciales comerciales,” señaló Angela Hart, directora del Commercial Low Earth Orbit Development Program en el centro espacial Johnson de la Nasa.
El ensayo utilizó el mismo equipo de validación ambiental con el que se probaron los sistemas de la Estación Espacial Internacional (ISS), consolidando la continuidad tecnológica entre plataformas gubernamentales y privadas.
Un ecosistema comercial en construcción
Haven-1 está concebida como una infraestructura pionera que proporcionará entornos microgravitatorios aptos para tripulaciones, investigación científica y fabricación en el espacio. Con el éxito de estas pruebas, Vast consolida la madurez de su tecnología y allana el camino para el desarrollo de Haven-2, su siguiente propuesta orbital.
La estrategia de la Nasa en este ámbito busca facilitar la transición de la agencia desde la operación directa de plataformas como la ISS hacia un modelo de comprador de servicios en un mercado comercial. Para ello, colabora con diversas compañías mediante acuerdos tanto financiados como no financiados, aportando infraestructura, experiencia técnica y recursos de ensayo.
“A través de estos acuerdos, la Nasa no solo apoya el desarrollo de estaciones comerciales, sino que también obtiene información clave sobre su nivel de preparación para futuras necesidades de la agencia en órbita baja”, añadió Hart.
Con programas como Haven-1, la colaboración entre la industria privada y la Nasa busca garantizar que existan alternativas operativas a la ISS cuando esta sea retirada, previsiblemente a lo largo de la próxima década. El modelo plantea una constelación de estaciones independientes, capaces de acoger desde misiones gubernamentales hasta actividades comerciales y científicas de múltiples actores.
La validación del sistema de control ambiental de Vast constituye un avance técnico relevante y un indicador de que el sector privado comienza a estar en condiciones de asumir responsabilidades críticas en la futura economía orbital.
El siguiente paso será completar una batería más amplia de validaciones funcionales, con vistas al lanzamiento operativo de Haven-1 y su integración en el ecosistema espacial comercial que se está gestando en órbita terrestre baja.