La aviación, uno de los sectores más dependientes de los combustibles fósiles, enfrenta importantes desafíos para cumplir los objetivos climáticos de la Unión Europea. Según un reciente estudio del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, la transición hacia un sector aéreo sostenible requiere una transformación sistémica que vaya más allá de la innovación tecnológica y los precios del carbono.
El sector de la aviación en Europa, compuesto por más de 500 aeropuertos, experimentó un tráfico de 10,2 millones de vuelos en 2023, transportando 1.190 millones de pasajeros. Con una tasa de crecimiento anual prevista del 4,7% durante las próximas dos décadas, se proyecta que las emisiones de CO2 del sector se tripliquen para 2050.
Además, la aviación no solo emite dióxido de carbono. Sustancias como óxidos de nitrógeno, aerosoles de sulfato y vapor de agua tienen efectos de calentamiento global aún más significativos, subrayando la necesidad urgente de abordar la huella ambiental de este sector. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) clasifica a la aviación como un sector «difícil de descarbonizar» debido a las barreras tecnológicas que enfrenta.
El informe identifica tres ejes principales para lograr la sostenibilidad en la aviación:
– Sustitución de combustibles fósiles: Adoptar fuentes de energía alternativas como los combustibles sostenibles de aviación (SAF) y la propulsión eléctrica o de hidrógeno.
– Eficiencia energética: Innovaciones tecnológicas en aeronaves, tráfico aéreo y sistemas operativos.
-Gestión de la demanda: Cambiar el comportamiento de los usuarios mediante incentivos económicos y de consumo.
El RefuelEU Aviation Regulation ya promueve la integración de SAFs en los combustibles tradicionales, estableciendo un objetivo inicial del 2% de mezcla en 2025, que aumentará hasta el 70% en 2050. Estas medidas podrían reducir las emisiones de CO2 en dos tercios para mediados de siglo.
El estudio destaca que, aunque los avances tecnológicos son cruciales, deben complementarse con políticas de innovación transformadora. Estas políticas deben alinearse con los niveles local, nacional y europeo, integrando las áreas de educación, energía, movilidad y medio ambiente.
Entre las estrategias recomendadas figuran inversiones regionales en hidrógeno, ya que los aeropuertos regionales podrían convertirse en hubs energéticos y de transporte sostenible; fomentar modos de transporte alternativos, para reducir la dependencia de los viajes aéreos mediante una mejor integración con trenes y autobuses de larga distancia; y subvenciones a tecnologías verdes para incentivar la investigación y el desarrollo para acelerar la adopción de SAFs y tecnologías de propulsión cero carbono.
La transición hacia una aviación sostenible no solo depende de las empresas y los avances tecnológicos. Es fundamental involucrar a las comunidades y fomentar la cooperación entre gobiernos, industria y ciudadanos para garantizar que nadie quede atrás. La visión es ambiciosa, pero alcanzable: transformar la aviación europea en un modelo global de sostenibilidad que equilibre el crecimiento económico con la protección del planeta. El desafío está en marcha, y cada paso cuenta hacia un cielo más limpio y un futuro más verde.