Indra, uno de los principales suministradores mundiales de sistemas de navegación aérea, debido a las limitaciones para viajar impuestas por el Covid-19, trabaja de forma remota con el proveedor de servicios de navegación de Suecia, LFV, para poner en operación un radar 3D de última generación, que vigilará el Báltico, una tarea compleja que hasta ahora exigía el desplazamiento de profesionales.
Se trata de un nuevo enfoque con el que Indra está avanzando en proyectos clave y con el que está superando las restricciones para viajar impuestas en todo el mundo por la pandemia.
En los últimos meses, un grupo de ingenieros de LFV ha estado preparándose para operar y mantener el radar 3D que Indra ha implantado en Vissefjärda, que pronto se convertirá en los ojos del centro de control aéreo de Malmö en la zona sur del mar Báltico.
Con el apoyo de los expertos de Indra, han aprendido a chequear los módulos de transmisión y recepción, interpretar las alertas y avisos de fallo, revisar la calibración del sistema y asegurar la transmisión de los datos.
Todo esto sería completamente normal si no fuese porque los técnicos de Indra se encontraban en Madrid y los de LFV en el otro extremo de Europa, a miles de kilómetros de distancia.
La formación incluyó ejercicios prácticos, que requieren interacción real con el sistema y que, por primera vez, se realizó de manera remota: el personal del LFV en Suecia se desplazó a la ubicación del radar y siguió las indicaciones de los ingenieros de Indra en Madrid.
Desde LFV, el manager de vigilancia radar, Richard Gould, y el ingeniero de Radar y Sistema de Navegación, Tomas Olgar, afirman que “la preparación ha cubierto nuestras expectativas, ha estado bien estructurada y hemos realizado las prácticas de forma satisfactoria”.
El siguiente hito crítico al que Indra y LFV se enfrentan ahora es la optimización final del sistema radar y su adaptación al entorno operativo para garantizar las mejores prestaciones.
Son actividades que, tradicionalmente, lleva a cabo un equipo de ingenieros desplazado al país. En cualquier caso, el problema se ha convertido en una oportunidad y el nivel de capacitación que Indra ha aportado a los técnicos de LFV ha superado al que se da habitualmente en este tipo de proyectos.
Con contratos en los cinco continentes, Indra se ha visto obligada a reinventar su forma de trabajar para superar las restricciones impuestas para viajar y asegurar la continuidad de las operaciones de sus clientes en un sector tan crítico como el de las infraestructuras de tráfico aéreo.
Este desafío se ha convertido en una oportunidad de futuro. Desde la compañía afirman que “La pandemia nos ha enseñado que existen otras formas de trabajar y que se pueden realizar tareas de enorme complejidad técnica a través de la red”.