El Gobierno anuncia, en plena crisis del transporte aéreo, un impuesto ecológico a los billetes de avión, según el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido a la Comisión Europea la pasada semana y cuyos detalles expuso este miércoles la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.
«El objetivo de este gravamen es el fomento del uso de medios de transporte más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, así como el incentivo a la exploración de nuevas tecnologías y carburantes menos contaminantes», señala el Plan entregado en Bruselas por el Ejecutivo español.
La iniciativa no es nueva. Ya la anunció el Gobierno en febrero del pasado año, semanas antes de que hiciera eclosión la pandemia de coronavirus, se decretaran las restricciones de vuelos y la crisis del transporte aéreo alcanzara los extremos que hemos visto.
Además de otros muchos impuestos anunciados ahora, el Plan del Gobierno pretende «revisar la fiscalidad del sector aéreo para actuar sobre las emisiones», asegura. Lo que, inevitablemente, encarecerá el billete de avión.
La propuesta coincide en el tiempo con otra iniciativa, lanzada ya por otros gobiernos como ha hecho el francés recientemente, de prohibir los vuelos domésticos cortos en beneficio del modo ferroviario. A mediados del mes pasado, la Asamblea Nacional francesa aprobó, en el marco del proyecto de Ley de Clima y Resiliencia, la prohibición de vuelos de aerolíneas nacionales que puedan sustituirse por desplazamientos en tren en menos de dos horas y media.