Por segundo año consecutivo, el equipo Faraday se ha alzado con el primer puesto en la categoría S3 de la European Rocketry Challenge, consolidando su posición como referente en cohetería universitaria a nivel continental. El galardón reconoce el mejor vuelo dentro de esta categoría, en la que se evalúa la precisión con la que se alcanza el apogeo objetivo —3.000 metros— y la calidad del sistema de recuperación.
El lanzamiento fue un éxito rotundo: el cohete alcanzó un apogeo de 3.021 metros, con un margen de error de tan solo un 0,7%, lo que supone un nuevo récord para el equipo. Este resultado no solo confirma la madurez técnica de sus desarrollos, sino que también marca un hito histórico, al tratarse del primer vuelo en la historia de la competición impulsado por un motor cohete de diseño y fabricación propia.
A ello se suma la integración de un sistema de aerofrenado activo, que funcionó con total precisión y permitió ajustar la altitud de forma milimétrica. Con este vuelo, Faraday ha validado tres de los pilares tecnológicos que sustentan su programa de desarrollo: el motor propio, el sistema de aerofreno y la aviónica modular encargada de controlar el ascenso.
“Este logro representa un paso decisivo en nuestra evolución. Hemos demostrado que la innovación y la ingeniería universitaria española pueden competir al más alto nivel en Europa”, señalan desde el equipo, que subraya el valor del esfuerzo colectivo y la dedicación de sus integrantes.
Más allá del reconocimiento, el éxito en la European Rocketry Challenge refuerza la estrategia de Faraday y su visión a largo plazo: convertirse en la primera universidad europea en alcanzar el espacio. Con una combinación de rigor técnico y espíritu pionero, el grupo ya trabaja en su siguiente fase de desarrollo.
El próximo gran desafío será Origin, un cohete de dos etapas con un apogeo objetivo de 10 kilómetros, cuyo lanzamiento está previsto para febrero de 2026 desde el Centro de Experimentación de El Arenosillo (CEDEA), dependiente del INTA. Origin representa el proyecto más ambicioso de la historia del equipo, y supondrá un nuevo salto cualitativo tanto en capacidad tecnológica como en alcance operativo.
Con este vehículo, Faraday aspira a batir el récord nacional de altitud alcanzado por una universidad y, al mismo tiempo, a validar la arquitectura y la infraestructura que servirán como base para futuras misiones de mayor envergadura. “Origin será nuestro banco de pruebas para el cohete que nos llevará al espacio y para la base de lanzamiento que lo hará posible”, explican.
El equipo valenciano encara este nuevo ciclo con la misma determinación que le ha llevado a destacar en el panorama europeo. Su trayectoria, marcada por la constancia, la investigación aplicada y el trabajo colaborativo, vuelve a poner de manifiesto que la cohetería en España —y especialmente en la Comunidad Valenciana— tiene mucho que decir en el futuro del sector aeroespacial.
Faraday cierra así un año de hitos técnicos y reconocimientos, con la vista puesta en una meta cada vez más cercana: alcanzar el espacio con tecnología universitaria desarrollada íntegramente en España.











