Las superficies de los satélites están revestidas con aislamiento multicapa (MLI) compuesto por capas de película plástica muy delgada con revestimiento metálico, junto con un material «espaciador» de baja conductividad, como seda, nailon o redes de fibra de vidrio.
En la falta de aire del espacio, los objetos pueden estar calientes y fríos al mismo tiempo, especialmente si un lado está a la luz del sol y el otro a la sombra. En tales condiciones, la radiación térmica es el principal impulsor del cambio de temperatura (en lugar de la convección o conducción) y el MLI reflectante sirve para minimizarlo.
Los especialistas en control térmico tienen como objetivo mantener la temperatura del satélite dentro de los límites establecidos, para que las partes electrónicas y mecánicas funcionen de manera óptima y para evitar cualquier distorsión estructural provocada por la temperatura. Colocar mantas MLI en un cuerpo satélite es un arte experto en sí mismo, con formas complejas que deben crearse para encajar alrededor de bordes o juntas.