Un carguero Boeing 747-400 (BCF) operado por Longtail Aviation, que partió del aeropuerto de Maastricht Aachen el pasado sábado con destino Nueva York, perdió partes de un motor después del despegue como resultado de una explosión en uno de los motores. Dos personas resultaron heridas y varios automóviles dañados por el impacto de piezas caídas del motor del avión.
El avión sufrió un fallo del motor del motor PW4056 no 1. Los fragmentos de las palas fueron expulsados del motor, cayendo sobre la localidad holandesa de Meerssen, dos kilómetros más allá del después del final de la pista. En ese momento, la aeronave ascendía a 1400 pies, según informa Aviation Safety Networks (ASN).
La tripulación de vuelo declaró inicialmente un Mayday y posteriormente solicitó vectores para un patrón de espera en FL100 para descargar combustible. El vuelo luego se desvió al aeropuerto de Lieja, Bélgica, ya que este aeropuerto tenía una pista más larga. Se realizó un aterrizaje seguro a las 17:10 hora local, una hora después del despegue del aeropuerto de Maastricht, según ASN.
La compañía operadora, Longtail Aviation, a través de su director, Martin Amick, reconoció que su tripulación respondió ante la situación de manera profesional y de acuerdo con los estándares correctos de aviación. «Ahora estamos en el proceso de trabajar en estrecha colaboración con las autoridades holandesas, belgas, de las Bermudas y del Reino Unido para comprender la causa de este incidente».
Un día después de estos hechos, otro Boeing, en este caso un 777-200 operado por la compañía norteamericana United Airlines, con 248 personas a bordo que había despegado este domingo del aeropuerto de Denver con destino a Honolulu, regresó de nuevo a su punto de origen tras registrar un fallo en su motor derecho y esparcir por el suelo varias de sus piezas, según confirmó la Administración Federal de Aviación (FAA) de EEUU.
Se da la circunstancia de que, en ambos casos, los motores aviados de los distintos aviones son Pratt & Witney. Tal como informamos en este diario, tanto la FAA norteamericana como el Ministerio de Transporte de Japón decidieron suspender las operaciones de todos los aviones Boeing 777 propulsados por motores Pratt & Witney, tras los incidentes ocurridos.