China lanzó al espacio este martes la misión Einstein Probe (EP), una colaboración liderada por la Academia China de Ciencias (CAS), con la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE), Alemania. Se trata de un nuevo satélite astronómico destinado a observar misteriosos fenómenos transitorios en el universo comparables al parpadeo de los fuegos artificiales, con el objetivo de develar los aspectos violentos y poco conocidos del cosmos.
Einstein Probe utiliza una nueva tecnología de detección de rayos X inspirada en el ojo de la langosta. Fue lanzado a bordo de un cohete Larga Marcha-2 C desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan, en el suroeste de China. El lanzamiento fue la misión número 506 de los cohetes portadores de la serie Gran Marcha.
La misión Einstein Probe, equipada con una nueva generación de instrumentos de rayos X con alta sensibilidad y una visión muy amplia, estudiará el cielo y buscará poderosas explosiones de luz de rayos X proveniente de misteriosos objetos celestes como estrellas de neutrones y agujeros negros.
A cambio de contribuir al desarrollo de esta misión y a la definición de sus objetivos científicos, la ESA tendrá acceso al 10% de los datos generados por las observaciones de la sonda Einstein.
“Gracias a su diseño innovador, Einstein Probe puede monitorizar grandes franjas del cielo de un vistazo. De esta manera podemos descubrir muchas fuentes nuevas y, al mismo tiempo, estudiar el comportamiento de la luz de rayos X procedente de objetos celestes conocidos durante largos periodos de tiempo”, afirma Erik Kuulkers, científico del proyecto de la sonda Einstein de la ESA. “El cosmos es nuestro único laboratorio para investigar los procesos más energéticos. Misiones como la sonda Einstein son esenciales para avanzar en nuestra comprensión de estos procesos y aprender más sobre aspectos fundamentales de la física de altas energías”.