Alemania y Francia lanzaron un nuevo esfuerzo para desbloquear el desarrollo del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) europeo, el mayor proyecto de defensa de Europa, que ha provocado tensiones entre Berlín y París, según diversas fuentes de seguridad e industria recogidas por la agencia Reuters.
Con un coste de más de 100.000 millones de euros, el FCAS reúne a Alemania, Francia y España para forjar una variedad de armas en medio de una cooperación europea cada vez más profunda en materia de defensa.
Las empresas Dassault Aviation, Airbus e Indra están involucradas en el plan para comenzar a reemplazar el Rafale de Francia y los Eurofighters alemanes y españoles a partir de 2040.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, iniciaron la ambiciosa empresa en 2017, cuando la UE se vio sacudida por la decisión de Gran Bretaña de abandonar la UE y profundamente dividida entre otros temas, por la crisis migratoria. Pero se ha sumergido en la desconfianza y las diferentes visiones entre Berlín y París, así como en las luchas internas corporativas por la participación en el trabajo, dijeron las fuentes a Reuters.
A primeros de este mes, Merkel y Macron no lograron desatascar el problema, dejando abierto cuándo se puede liberar el próximo tramo de pagos de al menos 5.000 millones de euros, dijeron las fuentes informantes.
El pasado miércoles, según la agencia, responsables de los Ministerios de Defensa de Francia, Alemania y España, así como de las empresas Dassault, Airbus e Indra se reunieron en París para tratar de resolver el problema.
Francia, representada por Dassault, es considerada particularmente sensible al acceso a su cadena de suministro con capacidad nuclear. Alemania, cuyos intereses están representados en el proyecto por Airbus, quiere una participación industrial equitativa, dijeron las fuentes. Cuando España se unió formalmente el año pasado complicó aún más la tarea de parcelar el trabajo, con dos de los siete temas que se vieron estancados.
Alemania apunta a obtener concesiones de Francia, dijeron fuentes internas, y agregaron que a Berlín le gustaría poder utilizar tecnologías desarrolladas conjuntamente con París para sus propios proyectos.
Una fuente francesa dijo que Alemania también quería tener acceso a los conocimientos técnicos desarrollados exclusivamente en Francia, lo que negaron fuentes alemanas.
Los desacuerdos son tan profundos que hay propuestas para construir dos demostradores en lugar de un único prototipo, dijeron dos fuentes a Reuters. Cada uno probablemente destacaría diferentes aspectos del proyecto FCAS, que está diseñado para combinar aviones de combate tripulados y no tripulados.
Un alto parlamentario francés expresó sus dudas sobre la viabilidad del proyecto, citando limitaciones políticas, incluida la negativa de Berlín a participar en operaciones de combate en el extranjero. «Para ser honesto, sería mucho más fácil para nosotros trabajar con Gran Bretaña porque compartimos la misma cultura militar», dijo el político francés. Gran Bretaña está ejecutando su propio programa de combate, “Tempest”, respaldado por BAE Systems, con Italia y Suecia.
Una actualización planificada para el helicóptero de ataque franco-alemán Tiger, con un valor de más de 5.500 millones de euros, agrega desacuerdos. Francia está interesada en la modernización, pero partes del ejército alemán se oponen a cualquier actualización dada la baja disponibilidad operativa del modelo actual de Airbus, dijeron las fuentes. Este jueves, los ministros de Defensa francés y alemán tuvieron otra oportunidad de resolver la disputa en un encuentro telemático.