Airbus se prepara para un nuevo conflicto laboral en sus plantas del Reino Unido después de que los trabajadores, representados por el sindicato Unite, anunciaran 10 días de huelga a partir del 2 de septiembre. La decisión llega tras una votación en la que el 90% de los miembros respaldó la convocatoria de paros en protesta por la última propuesta de revisión salarial.
La medida afecta a más de 3.000 ajustadores y técnicos de aeronaves y se extenderá durante tres semanas, lo que amenaza con alterar la producción de alas para los principales programas comerciales y militares de Airbus. Según el sindicato, las huelgas podrían provocar retrasos en las entregas y ejercer presión sobre la cadena de suministro global.
La secretaria general de Unite, Sharon Graham, subrayó que “Airbus está generando miles de millones en beneficios; los trabajadores merecen un acuerdo justo. Nuestros miembros buscan justicia, no favores. Los trabajadores cuentan con el respaldo total de su sindicato en este conflicto”.
Por su parte, el responsable nacional de Unite, Rhys McCarthy, insistió en que la oferta salarial presentada “no refleja ni los beneficios de Airbus ni la actual crisis del coste de la vida”. El sindicato mantiene que está dispuesto a negociar, aunque advierte que no permitirá que sus afiliados “sean infravalorados”.
Exigencias y negociación pendiente
Unite ha reiterado que el objetivo de la huelga no es paralizar indefinidamente la producción, sino presionar a la dirección de Airbus para que presente una nueva oferta que tenga en cuenta la inflación y el incremento real del coste de vida; reconozca el valor de las competencias altamente especializadas de sus trabajadores; y asegure la entrega puntual de aeronaves comerciales y militares de primera línea.
En su comunicado, Unite reafirmó su disposición a alcanzar un acuerdo negociado, siempre que la compañía retome el diálogo con una propuesta mejorada.
Las jornadas de paro llegan en un contexto de fuerte demanda de aviones comerciales y militares, donde los plazos de entrega se encuentran ya bajo presión debido a la complejidad de las cadenas de suministro internacionales. El seguimiento de estas huelgas será clave para evaluar su repercusión en la producción de Airbus y, en consecuencia, en la industria aeroespacial europea.