Un equipo de investigadores australianos, liderado por el científico Alan House y respaldado por Brisbane Airport Corporation y las empresas Eco Logical Australia (ELA), Ecosure y Qantas, desarrolla el remedio contra una nueva amenaza para los aviones comerciales: la avispa “ojo de cerradura” (Pachodynerus nasidens) con origen en los países sudamericanos.
Se trata de una avispa relativamente pequeña que construye nidos con lodo, pero prefiere usar cavidades existentes como cerraduras y pequeños tubos de escape para ahorrar tiempo y esfuerzo. Desafortunadamente, en el aeropuerto de Brisbane también le gustan las sondas Pitot, un área muy sensible de los aviones.
Las sondas Pitot son los pequeños instrumentos huecos que sobresalen del morro de todos los aviones. Miden la velocidad del aire contrastando la presión del aire que ingresa a la sonda con una presión estática. Son uno de los pocos instrumentos analógicos que quedan en las aeronaves y la velocidad es el aspecto más crítico del vuelo para el que los pilotos confían en los instrumentos. Si las sondas no funcionan, las consecuencias pueden ser muy graves.
Para mitigar el riesgo y garantizar la seguridad de todos los pasajeros, el equipo de Alan House diseñó un experimento para determinar en qué parte del aeropuerto se vio más afectado, qué tipo de aeronave era más susceptible, qué estacionalidad predominaba en el anidamiento y cómo se pueden reducir o eliminar los riesgos.
Los resultados del estudio de tres años se publicarán próximamente. La investigación ha demostrado que no todas las aeronaves son atacadas por las avispas y que no todas las áreas del aeropuerto corren el mismo riesgo. Aunque las avispas nativas también pueden usar cavidades hechas por el hombre para anidar, solo la avispa ojo de la cerradura lo hace en las sondas Pitot. Medidas simples, como cubrir las sondas Pitot a la llegada, pueden reducir drásticamente el riesgo de un incidente relacionado con avispas.
“La historia es que hay un punto de acceso en el aeropuerto. Lamentablemente, la avispa prefiere las sondas Pitot en el avión más común en el aeropuerto de Brisbane y la temporada de anidación se ha alargado a medida que la especie se establece y los veranos se vuelven más cálidos. Hay formas sencillas de reducir el riesgo y parecen estar funcionando. Los esfuerzos de colaboración del aeropuerto, las aerolíneas, las autoridades de aviación y la ciencia han conseguido un buen resultado para los viajeros”, ha dicho House.
“El coste de no hacer nada supera con creces el coste de los esfuerzos para administrarlo. En la actualidad es sólo un problema en Brisbane, pero esta especie de insectos es un viajero mundial consumado y podría aparecer en cualquier parte de la costa este de Australia o más allá”, añadió.
Por su parte, Phil Shaw, director general de Ecosure, indica que “he trabajado en todo el mundo sobre el riesgo de choques con aves, pero esta es la primera vez que me involucro con insectos como una amenaza para la aviación. Esta investigación pionera es realmente importante para la seguridad de la aviación”.
“Este trabajo es el primero en investigar cómo un insecto puede ser una gran amenaza para la seguridad de la aviación. Los resultados de la investigación permitirán a los administradores de los aeropuertos y las aerolíneas evaluar los riesgos de sus operaciones y responder, respectivamente, para garantizar la seguridad de todos los pasajeros. Este es un gran ejemplo de cómo la ciencia ecológica se puede aplicar a los riesgos para la salud pública y la industria para brindar información que pueda mitigar esos riesgos. ELA se complace en haber podido asociarse con Ecosure en esta valiosa investigación. Demuestra nuestro compromiso de proporcionar a los clientes soluciones innovadoras, donde la naturaleza se encuentra con la humanidad”, señala esta compañía.