Unite, el sindicato más importante del Reino Unido e Irlanda, llegó el pasado sábado hasta La Granja de San Ildefonso, en Segovia, para manifestarse ante la residencia veraniega de Antonio Vázquez, presidente de IAG, y pedirle que “hable con su secretario general, Len McCluskey, y devuelva a British Airways a la senda de la normalidad”.
La semana pasada, la dirección de British Airways envió notificaciones a más de 30.000 de sus propios trabajadores, poniendo en marcha sus planes de “despedir y recontratar”. El impacto podría ser devastador. Muchos trabajadores con más de 30 años de servicio se enfrentan a recortes de hasta el 75%. Numerosos políticos británicos se han referido a estas acciones como una “desgracia nacional”.
El pasado mes de junio, Unite también informó a la comisaria de competencia de la Unión Europea que se presentaría como tercero contra la adquisición de Air Europa por parte de IAG. El sindicato ha criticado duramente la decisión de IAG de gastar cientos de millones de euros en la nueva adquisición al tiempo que alega falta de dinero como excusa para ejecutar una estrategia de “despido y recontratación” en su plantilla de British Airways.
Unite ha identificado numerosas incongruencias en términos de competencia como consecuencia de la operación de compra: los precios de los billetes subirían y se reduciría el número de vuelos en algunas líneas, asuntos de seria preocupación para la Comisión Europea.