Madrid.- Han vuelto a la Escuela los integrantes de la XIII Promoción de ingenieros aeronáuticos que tuvieron el privilegio de “estrenar” el edificio de la que hoy es la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE).
Jesús San Román, que fuera delegado de curso, ha vuelto a actuar como tal organizando esta reunión de compañeros. Durante su visita, hicieron un recorrido por algunos laboratorios, el de motores, el de aeropuertos o el hangar. Allí, repasaron las clases, la resolución de cálculos a mano, la temida asignatura de “Resistencia de Materiales” y sus exámenes teóricos orales o cómo arrancaba la carrera espacial.
La mayoría pertenece al plan del 57, que tenía tan sólo tres especialidades: Aeronaves e Ingenio; Motopropulsión, y Aeropuertos, Transporte Aéreo y Ayudas a la Navegación.
Otra peculiaridad eran los veranos en la Milicia Aérea Universitaria (MAU), pues la instrucción militar también formaba parte de su formación. Esos meses en el Aeródromo-Escuela de Villafría (Burgos), repartidos en dos cursos, les permitían cumplir con el servicio militar sin dejar de estudiar y al finalizar les otorgaban el grado de Alférez.
En esta “entrañable fecha” en su Escuela se encontraron también con el que fuera su profesor, Pedro Pérez del Notario, que les impartió “Matemáticas” en primer curso, “Bombas, Compresores y Turbinas” en cuarto curso en la especialidad de Motopropulsión e “Instalaciones de Aviones” en quinto.
Pero esta visita a la ETSIAE sirvió, sobre todo, para el encuentro personal, para la anécdota, para volver la vista atrás. Recordaron sus viajes a Sevilla, Cádiz, Lisboa, Génova, Turín o Nueva York y sus estancias en Holanda y Turquía, a través de la asociación europea de alumnos IAESTE, que ya tramitaba prácticas en los años 50 y 60.
La promoción que finalizó sus estudios en 1966 estaba compuesta por 43 alumnos, quince de los cuales desgraciadamente ya han desaparecido, para los que tuvieron también un emotivo recuerdo.