La Nasa ha dado un paso decisivo hacia una nueva generación de operaciones espaciales con el lanzamiento anunciado de la misión Fly Foundational Robots (FFR), prevista para 2027. El objetivo es claro: demostrar en órbita la capacidad de un brazo robótico comercial para operar de forma autónoma y polivalente en el espacio, un avance que la agencia considera esencial para construir infraestructuras sostenibles más allá de la Tierra y reforzar la futura economía espacial.
La misión, desarrollada en colaboración con la industria, utilizará un brazo robótico diseñado por Motiv Space Systems, capaz de realizar manipulaciones complejas, utilizar herramientas de forma autónoma y desplazarse por estructuras espaciales en condiciones de microgravedad o gravedad parcial. Esta versatilidad abre la puerta a nuevas formas de operar en el espacio: desde la reparación y el repostaje de satélites hasta la construcción de hábitats lunares o la fabricación de productos en órbita.
“Hoy es una demostración con un brazo robótico, pero mañana estas tecnologías podrían ensamblar paneles solares, repostar satélites, construir hábitats lunares o fabricar productos que beneficien a la vida en la Tierra”, afirmó Bo Naasz, responsable técnico del programa In-space Servicing, Assembly, and Manufacturing (ISAM) de la Nasa. “Este es el camino para construir una economía espacial dominante y una presencia humana sostenida en la Luna y Marte”.
El brazo robótico viajará a bordo de una plataforma de Astro Digital, contratada por la Nasa para ofrecer un entorno de prueba en órbita baja terrestre a través del programa Flight Opportunities. La agencia busca validar en condiciones reales tecnologías que permitan misiones futuras más complejas, como operaciones de mantenimiento orbital, ensamblaje estructural o soporte a astronautas durante estancias prolongadas.
Uno de los elementos distintivos de FFR es su enfoque colaborativo. La misión permitirá que especialistas externos —los llamados guest roboticists— utilicen el sistema como banco de pruebas para experimentos, maniobras o procedimientos automatizados. Nasa será el primer operador invitado, pero ya ha abierto la puerta a otros socios estadounidenses interesados en participar.
Un impulso estratégico para las capacidades ISAM
FFR forma parte del portafolio ISAM de la Nasa, un conjunto de programas orientados a desarrollar servicios y tecnologías para el ensamblaje, mantenimiento y fabricación en el espacio. La agencia considera que estas capacidades marcarán un antes y un después en la forma de operar en órbita y serán indispensables para la exploración humana en las próximas décadas.
La experiencia acumulada en esta misión también ayudará a acelerar el desarrollo de sistemas más sofisticados para futuras flotas de satélites y misiones de infraestructura en el espacio profundo. Según la Nasa, validar tecnologías robóticas en condiciones reales es un requisito imprescindible antes de que puedan emplearse de manera operativa en misiones de servicio, repostaje o construcción.
Uno de los elementos más relevantes de FFR es su enfoque en la reutilización de tecnologías consolidadas en el sector civil. Motiv Space Systems aportará un brazo robótico basado en desarrollos previos que ya han demostrado fiabilidad en aplicaciones terrestres y aeronáuticas, mientras que la planta de la Nasa en Tarbes aplicará sus capacidades en ingeniería, sistemas embebidos e inteligencia artificial para acelerar la integración y validación del sistema.
Para la Nasa, esta combinación de tecnologías probadas y desarrollo rápido constituye un modelo eficaz para impulsar capacidades críticas sin los largos ciclos de maduración histórica de la industria espacial.
Con la misión Fly Foundational Robots, la Nasa pretende establecer las bases de un nuevo enfoque para las operaciones espaciales, en el que robots autónomos desempeñen funciones esenciales: ensamblaje de estructuras, mantenimiento de infraestructuras, soporte a astronautas, construcción in situ y gestión de sistemas en entornos hostiles como la Luna o Marte.
La agencia considera que la robótica avanzada será una pieza central para la sostenibilidad de la presencia humana en otros cuerpos celestes. Este primer vuelo de demostración supone, según la Nasa, un hito clave hacia la transición de conceptos experimentales a capacidades operativas para las futuras misiones tripuladas y no tripuladas.
Con este programa, la agencia reafirma su apuesta por una estrategia que combine innovación rápida, colaboración industrial y validación directa en órbita. Un enfoque que, según Naasz, “comienza a abrir la puerta a posibilidades prácticamente ilimitadas”.











