Boeing estudia la venta de su negocio espacial. El nuevo CEO, Kelly Ortberg, explora las opciones para Starliner y la estación espacial de la Nasa, según informó el pasado viernes el diario The Wall Street Journal.
En medio de una huelga de más de 33.000 de sus trabajadores a la que no consigue poner fin después de mes y medido de duración, tras el frustrado intento de su nave espacial Starliner de traer de la Estación Espacial Internacional (ISS) a los dos astronautas transportados el pasado mes de junio y después de conocidos los resultados económicos poco satisfactorios del tercer trimestre, especialmente en las áreas de Espacio, Defensa y Seguirdad, Boeing se plantea prescindir del negocio espacial, según las fuentes informantes del periódico neoyorquino.
Kelly Orberg, en su circular del pasado miércoles a los empleados señalaba que “mientras informamos hoy nuestros resultados del tercer trimestre de 2024, quiero aprovechar esta oportunidad para compartir mi perspectiva sobre los desafíos que enfrentamos y, lo que es más importante, mi enfoque sobre cómo haremos avanzar a Boeing, juntos”.
Y apuntaba que “Boeing es una empresa aeronáutica y en el momento adecuado del futuro tendremos que desarrollar un nuevo avión, pero todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que eso ocurra. Esto incluye estabilizar nuestro negocio, mejorar la ejecución de los programas de desarrollo, racionalizar la cartera para hacer lo que hacemos bien y restablecer el balance para que tengamos un camino hacia el próximo avión comercial. Necesitamos restablecer las prioridades y crear una organización más ágil y centrada”.
Muchos han querido ver en estas palabras del presidente y CEO de la empresa un anuncio de un futuro para Boeing al margen del negocio espacial, cuyo exponente principal por ahora se ha visto en el desarrollo de la nave Starliner que, además de los numerosos problemas técnicos, ha acarreado más de 1.800 millones de dólares en sobrecostes.
La pasada semana, Boeing anunció unas pérdidas en el tercer trimestre del año de 6.174 millones de dólares, en parte provenientes de su negocio espacial. Si a ello se suman los problemas que desde comienzos de año se han venido registrado en los aviones comerciales para rematar con una huelga larga de sus trabajadores en las plantas de la costa Oeste de EEUU, Boeing se ha visto en la necesidad de recortar un 10% su plantilla laboral, lo que supone el despido de unos 17.000 trabajadores.
Como ha reiterado en sus comunicados, el presidente se ha fijado como objetivo “la construcción de un nuevo futuro para Boeing. Si bien estamos un tanto consumidos por los desafíos de hoy, debemos sentar las bases del futuro para Boeing”.