Madrid.- El Ministerio de Fomento descarta en las condiciones actuales que vayan a implantarse los escáneres corporales en los vuelos domésticos y condiciona su empleo al acuerdo que en tal sentido se produzca dentro de la Unión Europea.
Para lograrlo ha propuesto abrir una reflexión, dentro del marco de la presidencia española, que permita sopesar bien todos los aspectos que intervienen en una decisión de este tipo, no solo los relacionados con la seguridad, sino los que tienen que ver con el derecho a la intimidad de los pasajeros.
Entiende el Ejecutivo que, antes de tomar una decisión de este calado, hay que escuchar tanto a los que defienden el escáner, por considerarlo más avanzado y menos engorroso que los controles ya en vigor, como a quienes se oponen al mismo por entender que conculca derechos legítimos de los usuarios. La petición del debate, que podría encauzarse en las próximas reuniones de los ministros de Transportes y de Justicia, no prejuzga una posición del Gobierno a favor o en contra de la medida.
Fuentes del Ministerio de Fomento indicaron, en este sentido, que “no es bueno dejarse llevar por histerismos o por modas de un momento dado”. Partidarios y detractores tienen argumentos sólidos y es conveniente escuchar a todo el mundo. Tan importantes como los beneficios de seguridad que reportaría el uso son los argumentos jurídicos que se esgrimen para rechazarlo.
El Gobierno considera que, al reclamar una reflexión en este momento, no se está desmarcando de aquellos países que, como Holanda o el Reino Unido, ya han anticipado una decisión favorable al escáner. El motivo, alega, tiene que ver con la capacidad técnica para instalarlo. «Es un sistema que no se encuentra en el mercado con facilidad. No hay tantos como los que se necesitarían si se toma la decisión de introducirlo, por lo que, en el mejor de los casos, habría que establecer un plazo», dijeron fuentes de Fomento. En ese período habría tiempo suficiente para que la UE adoptase una postura común.