Ginebra.- Un detector de partículas de siete toneladas y media instalado desde hace más de un año en la Estación Espacial Internacional (ISS) pretende establecer si hay un «universo oscuro» en el cosmos, anunció el pasado miércoles a los medios de comunicación el científico Samuel Ting, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Premio Nóbel de Física, que lidera el proyecto.
El Espectrómetro Magnético Alpha (AMS) ya ha batido todos los récords al registrar unos 17.000 millones de rayos cósmicos y almacenar datos sobre ellos para su análisis. «La cuestión es: ¿dónde está el universo compuesto por antimateria? Podría estar ahí afuera, en algún lugar lejano, produciendo partículas que podrían detectarse con el AMS», añadió Ting.
El AMS, un detector de partículas destinado a escudriñar los enigmas de la formación del universo, fue instalado en la ISS el 19 de mayo del año pasado. Los astronautas Greg Johnson y Greg Chamitoff usaron el brazo robótico para instalar el AMS en la estación. De inmediato comenzó a trabajar en busca de lo desconocido, varios tipos de materia inusual, estudiando los rayos cósmicos y las partículas «escondidas» en el universo o no vistas por el ojo humano. La recopilación de datos producidos por el detector de partículas comenzó casi en seguida, según la Nasa. Los equipos científicos del AMS trabajan desde entonces día y noche para recoger la masa de datos mientras la ISS esté en órbita, es decir al menos hasta 2020.
El espectrómetro costó 2 billones de dólares y pesa 7,5 toneladas. Está ubicado en la parte superior de la estructura derecha de la Estación. Desde allí envía automáticamente información a los científicos en la Tierra mientras dure la vida útil de la Estación. Un potente imán, concebido para crear un campo magnético que desvía la trayectoria de las partículas cósmicas que viajan a través del espacio, permite a ocho instrumentos científicos proveer información sobre estas partículas.
Cientos de científicos de dieciséis países que participan en el proyecto esperan poder dilucidar los enigmas de la formación del universo, descubrir la antimateria aún imposible de hallar y comprender la naturaleza de la materia negra invisible, que conforma hasta el 25% del Universo.
La materia visible sería sólo del 4 a 5% del total y el 70% restante estaría formado por restos de energía oscura, una fuerza repulsiva que contrarresta la gravedad y explicaría por qué se acelera la expansión del Universo.
El AMS podría ayudar también a comprender mejor los pulsares, las explosiones de rayos gamma y otros fenómenos cósmicos.
El AMS «sondea verdaderamente las fundaciones de la física moderna», declaró el profesor Ting hace más de un año, antes del lanzamiento del Endeavour en el que viajó a la ISS el detector. «Pero el objetivo más emocionante del AMS es la exploración de lo desconocido en la búsqueda de fenómenos que existen en la naturaleza, pero que no podemos comprender por falta de instrumentos o de imaginación», agregó.