Barcelona.- El profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Industrial y Aeronáutica de Terrassa Miquel Sureda (ETSEIAT),en colaboración con Javier Díez, profesor de la Universidad de Rutgers (New Jersey), ha descubierto que es perfectamente viable utilizar el efecto electrocinético para propulsar microsatélites en el espacio.
Miquel Sureda, barcelonés de 34 años, es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona, ingeniero aeronáutico por la ETSIA de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y doctor ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Desde el año 2007 es profesor e investigador en la ETSEIAT.
El sistema descubierto por Sureda es pionero en la ingeniería aeroespacial y se basa en el efecto electrocinético, conocido y utilizado para controlar flujos en el ámbito de la biomedicina. El sistema, experimentado hasta el momento sobre el modelo físico, puede ser tan preciso que generaría fuerzas similares a las que puede realizar una célula.
Este efecto es conocido desde el siglo XIX y las ventajas que conlleva aprovechan en el ámbito de la biomedicina porque permite controlar flujos con alta fiabilidad. Sureda ha encontrado la manera de aplicar el efecto electrocinético en el ámbito aeroespacial, utilizando la base teórica sobre la que se sustenta, para proponer un nuevo sistema de micropropulsión para los microsatélites (entre 10 kg y 100 kg de peso ) y los nanosatélites (entre 1 kg y 10 kg de peso) cuando operan en el espacio. Además, este sistema permitiría tener un gran control del empuje suministrado, lo que satisfaría las enormes exigencias de precisión requeridas por las nuevas misiones de vuelo en formación de satélites.
El efecto electrocinético aprovecha la estrecha capa de iones que se forma en las paredes de un micro-canal (capilar de un diámetro inferior al de un pelo), para acelerar un fluido mediante un campo eléctrico. Sólo hay que aplicar una diferencia de potencial entre los extremos del canal para obtener un flujo que podría ser utilizado para generar la propulsión.
Desde las primeras misiones al espacio, basadas en grandes cohetes que necesitaban motores con rangos de fuerza muy potentes, el desarrollo de la ingeniería aeroespacial ha evolucionado hacia una disminución del peso y del tamaño de los ingenios, por razones de ahorro de costes y de energía. Ha derivado hacia nuevos tipos de misiones científicas que requieren sistemas de propulsión muy precisos. La investigación que ha realizado Sureda se ha centrado en sistemas de micropropulsión, que necesitan rangos de fuerza muy pequeños, a partir del micro-newton. Si un Newton equivale a la fuerza que generan 100 gramos cuando los aguantamos con la mano, un micro-newton sería la millonésima parte del Newton, una fuerza similar o muy cercana a la que es capaz de hacer una célula cuando se mueve.
El sistema de micro-pulsión propuesto por el investigador de la UPC en el Campus de Terrassa permitiría realizar pequeños movimientos en los satélites en medio del espacio, con mucha precisión y eficacia, ahorrando energía. Según el investigador, su sistema funcionaría agrupando muchos nano-propulsores del tamaño de un cabello en un espacio muy reducido. Actualmente existen micro-motores de tipo coloidal, pero están en fase de desarrollo. Ahora bien, sobre el papel no ofrecen una resolución tan efectiva como el sistema propuesto por Miquel Sureda.
Para dar una idea de hacia dónde va la carrera espacial y las necesidades tecnológicas que requiere, un buen ejemplo es la misión LISA (Antena Espacial de Interferómetro Láser), un proyecto conjunto de la Nasa y la ESA que desarrolla un detector de ondas gravitacionales a través de tres satélites dispuestos en forma de triángulo equilátero y con una distancia entre ellos de más de 5 millones de kilómetros. Cuando cada uno de los tres satélites se tiene que desplazar, debe hacerlo a través de un sistema de propulsión con una resolución cercana al 0,1 micro-Newton que permita movimientos muy precisos. El descubrimiento de Miquel Sureda puede abrir el camino para desarrollar una tecnología que mejore los resultados de este tipo de misiones, y que las haga más eficientes y precisas.