Río de Janeiro.- El constructor aeronáutico norteamericano Boeing ha instalado un simulador de vuelo del F18 Súper Hornet, uno de los aviones de combate más modernos del mundo, en la Escuela Politécnica de la Universidad de Sao Paulo (USP).
La instalación del simulador forma parte de un acuerdo entre la Universidad y Boeing para intercambiar experiencias e informaciones entre técnicos y profesionales de la empresa estadounidense y del centro tecnológico brasileño.
El acuerdo también forma parte de los esfuerzos de Boeing para intentar adjudicarse el concurso convocado por el gobierno brasileño para la adquisición de 36 aviones de combate. Los tres finalistas del concurso son los F18 de Boeing, el caza francés Rafale y el sueco Gripen NG.
«Más que pilotar el avión en el simulador, nuestros alumnos pueden intercambiar experiencias con los técnicos de Boeing», según el profesor Marcelo Zuffo, del Laboratorio de Sistemas Integrados de la Politécnica brasileña. Según él, la Boeing percibió en Brasil numerosas oportunidades de desarrollo económico y tecnológico y por eso manifestó su interés de aproximarse a las universidades brasileñas. «Hace tres semanas Boeing nos informó que pretendía traer a Brasil el simulador completo del caza F18 E, el Súper Hornet, que es uno de los simulares más avanzados de entre lo existentes en el mundo. Lo más razonable era instalarlo en una comunidad de ingeniería y de aeronáutica de Brasil», agregó Zuffo.
Además de ser esenciales para el entrenamiento de pilotos y para reducir los riesgos en vuelo, el simulador es importante para el desarrollo de nuevos modelos de aeronaves. De ahí la importancia de que funcione en un centro tecnológico y de formación de ingenieros aeronáuticos. «Para la construcción de un avión, primero se desarrolla un proyecto y después el túnel de viento. A partir de los datos matemáticos obtenidos se construye un simulador de ingeniería y, posteriormente, son hechos vuelos en un prototipo del modelo», explicó Marcus Francisco Panssiera, ingeniero de vuelos de ensayo de la constructora brasileña Embraer.
«Los vuelos en el prototipo van ayudando a mejorar las informaciones contenidas en el simulador y viceversa. El simulador de ingeniería prevé posibles errores, evita riesgos y reduce los costes, pero es necesario volar para mejorar las aeronaves y los propios simuladores», agregó el técnico.
Además del simulador, Boeing abrió recientemente una oficina en Brasil y pretende instalar un centro de investigación y desarrollo en Brasil.