Washington.- La empresa norteamericana Northrop Grumman, socia del consorcio aeroespacial europeo EADS, ha anunciado su retirada del concurso, en competencia con la constructora aeronáutica norteamericana Boeing, por el contrato de renovación de toda la flota de aviones nodriza de la fuerza aérea estadounidense.
Northrop Grumman anunció el lunes que se retiraba de la puja ante «la estructura de licitación» que, según él, da preferencia al avión de Boeing, una versión modificada del 767 más pequeño que el A330 de Airbus. Northrop Grumman aseguró en un comunicado que no presentará una nueva oferta al Pentágono “porque el proyecto favorece a su rival Boeing”.
A principios de 2008 el Pentágono ya había adjudicado el contrato al consorcio europeo-estadounidense EADS-Northrop Grumman. Sin embargo, Boeing apeló la decisión alegando competencia desleal debido a las ayudas que Bruselas había otorgado a EADS/Airbus.
El Gobierno estadounidense revocó entonces el contrato y reinició la licitación, dando lugar a la competencia actual a la que ahora ha puesto fin Northrop Grumman.
Airbus, por su parte, acusó al gobierno estadounidense de parcialidad a favor de Boeing en su licitación para el suministro de aviones cisterna, de la que su grupo y su socio norteamericano Northrop Grumman se retiraron el lunes.
«Al contrario de la primera licitación, que habíamos ganado claramente hace dos años, la licitación en curso es sesgada a favor del avión más pequeño y menos eficiente de la competencia», es decir el estadounidense Boeing, declaró Thom Enders a la edición digital del “Financial Times Deutschland”. «Ya no se trata aquí de buscar el mejor avión, y tampoco de competencia leal». «Estamos por supuesto muy frustrados por esta situación», declaró Enders, «pero los verdaderos perdedores son el ejército estadounidense y los contribuyentes norteamericanos», agregó.
En un comunicado, el Pentágono dijo estar «decepcionado» por la decisión de Nothrop Grumman y de Airbus de retirarse de la licitación. El programa de renovación de aviones cisterna de las Fuerzas Aéreas estadounidenses es un megacontrato evaluado en 35.000 millones de dólares.
La atribución de este contrato colosal que afecta a 179 aviones se ha aplazado desde 2001 tras haber sufrido varios retrasos por escándalos y errores de procedimiento. Inicialmente fue Boeing el que consiguió el contrato en 2003, pero la revelación de una colusión con una empleada del Pentágono motivó su anulación. La segunda licitación la ganó Airbus, pero fue anulado por segunda vez cuando salieron a la luz errores en la evaluación de las ofertas de la competencia.