París.- Ayer comenzó en la capital francesa el juicio contra la compañía aérea estadounidense Continental Airlines por el accidente del avión Concorde ocurrido el 25 de julio del 2000 y en el que murieron 113 personas.
Las investigaciones previas han concluido que una de las ruedas del Concorde estaba perforada por una pequeña pieza de metal que se había caído de un avión de Continental Airlines al iniciar la operación de despegue, lo que hizo que llegasen restos a los depósitos de combustible del avión, que causaron un incendio.
Continental niega ser responsable del accidente y su abogado, Olivier Metzner, dijo la semana pasada que hay 28 testigos que discuten esa versión de los hechos. Los resultados del juicio podrían tener importantes implicaciones en el mantenimiento de los aviones por parte de las compañía aéreas y en el rigor de las medidas de seguridad.
Continental Airlines, John Taylor -un soldador que trabajaba para Continental cuando se produjo el accidente- y Stanley Ford -su supervisor- serán juzgados por homicidio involuntario. También están acusados Henri Perrier -el máximo responsable de probar el programa del Concorde antes de convertirse en su director-, Jacques Herubel -ex ingeniero jefe del avión- y Claude Frantzen, antiguo director del organismo de aviación civil de Francia.
El Concorde, de Air France, estaba intentando despegar de París para llevar a un grupo de turistas -la mayoría alemanes- al Caribe, donde iban a pasar sus vacaciones a bordo de un crucero, cuando se incendió un motor. Incapaz de ganar altura y dejando un largo rastro de fuego y humo, la aeronave se estrelló contra un hotel de la localidad de Gonesse, 6 kilómetros al suroeste del aeropuerto parisino de Charles de Gaulle.
Las cajas negras han permitido saber que el capitán de la aeronave intentó desesperadamente bajar hacia el suelo de nuevo pero no le dio tiempo. Los 109 pasajeros que iban a bordo, incluidos tres niños, fallecieron, al igual que cuatro empleados del hotel.