Zaragoza.- Chapman Freeborn, la empresa responsable de los vuelos militares españoles con destino a misiones internacionales, no comprobaba la capacidad técnica de los aviones, según reveló ayer su representante en España durante el juicio que se celebra en Zaragoza por al accidente del Yak-42.
El 26 de mayo de 2003 se estrelló en Turquía el Yakolev 42 con 62 militares españoles a bordo cuando se dirigía desde Afganistán a Zaragoza. Todos los ocupantes del avión resultaron muertos.
Sergio Núñez Cacho, representante en España de Chapman Freeborn, reconoció en la Sala que la empresa se limitaba a realizar una labor operacional para la contratación de aviones y no llevaba a cabo comprobaciones in situ sobre la capacidad técnica de los aparatos.
A juicio de los abogados de los familiares de las víctimas, ha quedado claro que no había ningún control en la seguridad de los aparatos, ya que el propio testigo reconoce que el único control que llevaban a cabo era documental y que «no miraban nunca los aviones». «Es una falta muy grave por parte de Chapman», dijo uno de los letrados, quien recordó que el contrato firmado con esta empresa alemana le comprometía a garantizar y comprobar que el avión estuviera bien.