Washington.- El Pentágono congelará la entrega de 614 millones de dólares que debe al constructor aeronáutico Lockheed Martin, debido a los problemas y retrasos en el programa del caza F-35, según informó el secretario de Defensa, Robert Gates.
«El progreso y la evolución de los F-35 en el curso de los últimos dos años no ha sido lo que debía ser», dijo Gates, afirmando que «no se cumplieron los criterios de actuación».
El F-35, un caza construido por Lockheed Martin para reemplazar a largo plazo los F-16, le ha costado también el puesto al general de la Infantería de Marina David Heinz, encargado de supervisar el proyecto. El secretario norteamericano de Defensa, Robert Gates, que le destituyó hace unos días, ha encontrado el programa del caza F-35 lleno de problemas y sin que alcanzara los objetivos deseados.
El diario estadounidense “The New York Times” adelantó que el director del programa de construcción del F-35, el general Heinz, sería reemplazado por un general de mayor rango cuyo nombre sería revelado pronto.
El F-35 es el programa militar de mayor presupuesto con el que cuenta el Pentágono, un total de 708.000 millones de dólares. A pesar de los problemas con que se ha encontrado, Gates anunció en conferencia de prensa que seguirá adelante con el proyecto de construcción del avión. Para él, este avión constituirá «la columna vertebral de la superioridad aérea de EE UU.
Gates ha venido planteando en los últimos meses una serie de reformas a varios de los principales programas de gasto del Pentágono. A comienzos del pasado año manifestó su interés por suspender el proyecto de desarrollar el avión F-22 Osprey. Los F-22, que cuestan 140 millones de dólares cada uno, se fabrican desde los años 80 y fueron diseñados para equilibrar el poder de EE.UU. frente a la U.R.S.S. durante la Guerra Fría.
Gates quiere deshacerse de armamento obsoleto tras haber aprendido la lección en las guerras de Irak y Afganistán y trata de poner fin a la producción de los helicópteros presidenciales VH-71, un programa que retrasó por seis años la entrega de los aparatos y que ahora corre el riesgo de desaparecer.