Copenhague.- La Agencia Espacial Europea (ESA) contribuye a la solución de los problemas del cambio climático con el lanzamiento de una familia de satélites, los Earth Explorers (Exploradores de la Tierra), diseñados para estudiar nuestro planeta y su entorno y así poder comprender mejor los procesos del sistema Tierra y su evolución.
Con ellos se pretende afrontar el problema del cambio climático. Para observar y medir el calentamiento global terrestre los científicos cuentan con herramientas muy efectivas: los satélites de observación en órbita alrededor de la Tierra.
Durante once días, del 7 al 18 de este mes de diciembre, miles de políticos, científicos, delegados de todos los países del mundo han participado en Copenhague en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Más de 30.000 personas de 190 naciones, reunidas en la COP15, han debatido la proyección de las consecuencias del calentamiento global, una de las tareas más difíciles de los investigadores climáticos de todo el mundo. Entre todos ellos, unos 150 invitados participaron en un encuentro organizado por la ESA bajo el lema “Monitorización Global de nuestro Clima: las Variables Climáticas Esenciales”.
Durante este encuentro, ponentes de varias agencias resaltaron el papel que están jugando los satélites de Observación de la Tierra en el examen sistemático del clima global. Estas observaciones son esenciales para investigar el cambio climático y para gestionar las distintas estrategias de mitigación y de adaptación.
El director de la Sección de Proyectos de Observación de la Tierra de la ESA, Olivier Arino, presentó la flota de satélites de Observación de la Tierra de la Agencia, en la que se incluyen los Earth Explorers y los Sentinels y explicó cómo los datos obtenidos por estos satélites pueden contribuir positivamente a los estudios sobre el ciclo global del carbono, sobre la temperatura y el nivel de los océanos y sobre la extensión y el espesor de las capas de hielo del planeta. También demostró cómo se utilizan estos satélites para monitorizar los incendios y el color de la superficie de los océanos.