Madrid.- Las rutas aéreas domésticas y los vuelos cortos, en general, están en el punto de mira de políticos y trascienden ya al debate diario en la calle. Legisladores de varios países europeos están lanzando la propuesta de prohibir los vuelos cortos sustituyéndolos por viajes en tren para así reducir las emisiones de CO2, principales factores del cambio climático.
La iniciativa, originada en Suecia ha saltado a los Parlamentos de algunas de las principales capitales de Europa. Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos ya estudian prohibirlos. En Francia, miembros del grupo parlamentario France Insoumise, presentaron una propuesta de ley para “limitar el tráfico aéreo sustituible por el tren”. En concreto, pretenden que los vuelos de menos de dos horas se realicen en transporte ferroviario.
La propuesta francesa, que ya está siendo examinada en la Asamblea Nacional, también se ha extendido a los Países Bajos, donde los partidos analizan la posibilidad de suprimir los vuelos entre Ámsterdam y la capital de Bélgica, Bruselas. En Alemania ya han propuesto limitar los vuelos por persona al año. En Suiza, grupos ecologistas ya se han sumado a la iniciativa, Y en España el debate ya está en la calle.
El Ministerio para la Transición Ecológica ya ha echado sus cuentas. Las emisiones del transporte en España en el año 2014, según publica el Departamento, fueron de 77,2 MtCO2-eq, habiéndose incrementado casi en un 50% desde 1990 como consecuencia del incremento en la demanda de movilidad de pasajeros y mercancías. El sector transporte representa el 25% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en España y casi el 40% de las emisiones de los sectores difusos. Por modos de transporte, la carretera representa casi el 95% de las emisiones, mientras que la contribución de otros modos de transporte es bastante más minoritaria.
De prosperar las propuestas contrarias al tráfico aéreo, las consecuencias serían desastrosas, tanto para las aerolíneas como para los aeropuertos, empresas concesionarias de servicios en los mismos y sus empleados, según reconocen representantes de la industria de aviación comercial.