Bilbao.- Aernnova ha cerrado el ejercicio de 2017 con una facturación superior a los 700 millones de euros, lo que supone un 6% más con respecto a los 660 millones de euros de 2016, mientras que el Ebitda asciende a 142 millones de euros, un 6,8% más que el año anterior.
La deuda en 2016 era de 349 millones de euros debido a un dividendo especial que se pagó a los accionistas en la reordenación del capital ya que el principal accionista, el fondo Springwater, dejó la firma y a la compra de la empresa de California Brek Manufacturing.
Así, desde el año pasado, el fondo de inversión norteamericano Towerbrook es su principal accionista, con el 38 % del capital, más otro 10% de otro fondo llamado ANV que coordina Towerbrook.
Los fondos Torreal, de la familia Abelló, y Península, participada por el presidente de Endesa Borja Prado, tienen un 13% y 10%, y el equipo directivo conserva un 26%, siendo el 20% del propio presidente de Aernnova, Juan Ignacio López Gandasegui, quien ha presentado estos datos durante el Encuentro Alumni DBA.
Según Gandasegui, los nuevos accionistas vienen “con mayor capacidad financiera”, lo que permitirá afrontar las inversiones para los nuevos pedidos. La base será este crecimiento orgánico, aunque están abiertos a alguna adquisición en los próximos años, sin concreción de momento, con el ojo puesto en el mercado estadounidense, donde ya compraron Brek el año pasado.
Aernnova fabrica parte de las alas, fuselaje y empenajes (la cola). Su principal cliente es Airbus, tanto para el modelo clásico del A-320 como el nuevo A-350. Precisamente, el éxito de este último avión hace que Aernnova vea con optimismo y regularidad en su crecimiento los próximos 10 años. La relación con Airbus es estrecha, y el año pasado les concedió el premio al mejor proveedor de estructuras del mundo.
También ha empezado a colaborar con el otro gigante, Boeing, y fabrica desde hace años para dos compañías de aviones regionales, Embraer y Bombardier. La estabilidad en el crecimiento se prevé incluso para dos décadas: las previsiones son que para 2035 se duplique el número de aviones que vuelan actualmente, por lo que el panorama a muy largo plazo también es "positivo, habrá una carga de trabajo importante".
Para finalizar, el presidente ha defendido el arraigo en el País Vasco de la compañía, que tiene su sede en Miñano (Alava) y emplea a 1.500 personas en el País Vasco, un tercio de su plantilla. “Me hubiera gustado que entraran accionistas públicos vascos en la compañía, ha habido oportunidades", ha explicado.