Madrid.- Con el controvertido acuerdo entre la Unión Europea y Turquía sobre la crisis de refugiados, llevado a cabo la pasada semana, se pretende salvar el convenio Schengen, el ideal del fin de las fronteras articulado durante décadas por la UE. “Queremos salvar Schengen” dijo a Euronews Frans Timmermans vicepresidente primero de la CE.
La suspensión de la zona Schengen colapsaría los aeropuertos europeos y costaría cientos de millones de euros a las grandes terminales, ha dicho la Asociación de Aeropuertos ACI Europa, según recogía a primeros de este mes este diario.
¿Cómo impactaría la suspensión del convenio Schengen en los aeropuertos españoles? A mi juicio, la implantación de nuevo de los controles de fronteras para los vuelos con origen o destino en aeródromos de la UE supondría un gravísimo trastorno en los aeropuertos españoles, porque no es cuestión de modificar los procedimientos existentes, sino de modificar infraestructuras para permitir que la Policía pueda aplicar los controles adecuados separando las llegadas de las salidas y los vuelos nacionales de los de la zona Schengen.
Se explica fácilmente el problema si uno piensa en cualquiera de las terminales actuales de aeropuertos como el Adolfo Suarez/Madrid-Barajas, El Prat de Barcelona, Málaga, etc…que en las zonas “Shengen-Domésticas” son diáfanas y en donde se mezclan las llegadas con las salidas, donde uno puede venir de un vuelo doméstico y conectar directamente en la puerta de al lado con un vuelo europeo sin pasar ningún control.
El caso anterior se transformaría en que al llegar de un vuelo doméstico para embarcar en un vuelo europeo habría que ir primero a un control de pasaportes con su correspondiente separación de la llegada y la salida y con la consiguiente molestia y espera para pasar el control. Aunque estos controles sean suaves para los ciudadanos de la UE y valga con el DNI, sólo con el hecho de que haya que hacerlos se modificaría los libres flujos actuales.
Para entenderlo bien, todos los vuelos europeos tendrían el mismo tratamiento que tienen ahora los vuelos con el Reino Unido, que tanto trabajo e incomodidad ocasionan en los aeropuertos especialmente los turísticos por muy “soft” que sean.
Una terminal diáfana, como las que disfrutamos ahora, que permite unos tiempos de conexión mínimos y una libertad de movimientos total habría que convertirla en una terminal con diferentes flujos separados por barreras “físicas” que garanticen que no se mezclan.
Comercialmente, también tendría su impacto en las tiendas, ya que no tendrían acceso para todos los vuelos sin distinción, pues al establecerse las barreras físicas, unas quedarían para unos vuelos y otras para otros, unas tendrían unos clientes con más capacidad de compra y otras con menos.
En conclusión, si hubiera que aplicar controles de seguridad de nuevo entre vuelos europeos, porque se decidiera suspender la aplicación del convenio de Shengen, el impacto que tendría sobre los aeropuertos españoles se podría resumir en:
– Modificación de las infraestructuras con el coste económico que ello conlleva.
– Afección a los pasajeros, obligándoles a pasar controles, con lo que esto significa en tiempos de espera e incomodidades muy especialmente para los que tengan que realizar una conexión.
– Afección a la operación de aeronaves: los estacionamientos ya no serían comunes para todos, ya que deberían coordinarse con las puertas que tengan o no control de inmigración.
– Afección comercial: al no ser terminales diáfanas las tiendas tendrían reducido sus potenciales clientes, ya no serían todos los que entran o salen a la terminal sino aquellos de esa zona particular.
José Sanz Dodero
Ingeniero Aeronáutico, ha sido jefe de Seguridad de Aena y director adjunto del aeropuerto Adolfo Suárez/Madrid-Barajas