Washington.- El programa comercial tripulado de la Nasa y sus socios industriales aeroespaciales Boeing y SpaceX sitúa a los EE UU en vísperas de su regreso al lanzamiento de vuelos espaciales con astronautas a bordo.
Para fin de año, las naves tripuladas CST-100 Starliner, de Boeing, y Dragon, de SpaceX, estarán preparados para las pruebas de vuelo que permitan a astronautas norteamericanos viajar a la Estación Espacial Internacional (ISS) despegando desde el Centro Espacial de Florida.
No va a ser fácil, según indica la Nasa. El éxito de las misiones exige un régimen integral de pruebas de numerosos sistemas en tierra y en el espacio. Por eso, el conjunto de los trabajos para el 2016 es tan importante. El resultado de cada evaluación será de vital importancia en el diseño de los sistemas. Desde pruebas de paracaídas, para poner en marcha las certificaciones, a la realización de las naves espaciales que volarán a la estación orbital, este año ofrece oportunidades a las empresas para aprovechar el impulso del pasado año y llevarlo a través de espacio a logros históricos en 2017.
"Un año siempre parece un periodo largo cuando se inicia, pero al equipo de la Nasa y a los de Boeing y SpaceX se les va a hacer muy corto a medida que se pasa de una etapa a la siguiente en el desarrollo final de una nueva generación de naves espaciales estadounidenses”, ha dicho Kathy Lueders, gerente del programa comercial tripulado de la Nasa. "Nuestro éxito depende del trabajo que estamos haciendo ahora para asegurar que todos los componentes y el sistema que va a entrar en estos vehículos es seguro y fiable para el futuro", añadió.